Ejemplos con echaba

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pero la relación de personas distinguidas le tenía sin cuidado a Apolonio, lo que él echaba de menos era el trato de personas ilustradas, el ambiente académico y artístico.
Y a pesar de estas y otras deferencias que, dicho sea de paso, él creía merecer, don Simón se echaba a la calle, de intento a pie, y nadie le saludaba ni le miraba con curiosidad.
Y mientras éste se echaba las solapas hacia atrás y destacaba cuanto podía sus dedos cuajados de anillos, don Celso, apeándose, abrazó al tabernero, que apenas se movió del sitio en que estaba, ni sacó las manos de los bolsillos.
Todos los domingos por la mañana, después de oír misa de once, porque creía en Dios y en la providencia, a pesar de que en este mundo no hay justicia, ni plan, ni sentido, Apolonio se encaminaba al circo gallista, seguido de un aprendiz con los capaces en donde iban los gallos que aquel día echaba a pelear.
Y eso que se les echaba de comer con largueza.
Empujaba las verjas de los altares para convencerse de que estaban bien cerradas, tocaba las puertas de la capilla Mozárabe y de los Reyes, echaba un vistazo a la de la Sala Capitular y se detenía ante la Virgen del Sagrario.
Gabriel se irguió sosteniendo a Sagrario, que se echaba atrás como desfallecida por la emoción.
Y el sacerdote, falto de apoyo, viendo la hostilidad por todos lados, dejaba para el día siguiente las resoluciones enérgicas, riñendo a su sobrina cuando ésta le echaba en cara su debilidad.
Se desconfiaba del juez por culto y escrupuloso y se echaba mano del esbirro, pidiéndole que renovase los antiguos aparatos de tormento.
Contestaba con secos monosílabos a las reflexiones de aquel terne, que ahora las echaba de bonachón, y si hablaba, era para repetir siempre las mismas palabras:.
Doña Manuela echaba mano a la libreta para recordar los semestres que llevaba atrasados.
Un labrador habitante en otro distrito de la huerta, hombre que las echaba de guapo y nunca tenía bastante tierra, sintióse tentado por el bajo precio del arrendamiento y apechugó con unos campos que a todos inspiraban miedo.
Se echaba en cara haber sido hasta entonces una mujer sin cuidados para sí misma.
Vio cómo una revolución echaba abajo los conventos de la Magdalena y la Merced, cómo un motín quemaba el Mercado Nuevo, que era de madera, y cómo las tiendas, agrandando cada vez más sus puertas, saneando sus interiores, atraían al público con grandes escaparates, y en materia de alumbrado pasaban del aceite al petróleo y de éste al gas.
Desde el día en que entré a servir al jurisconsulto me propuse vivir aislado, lejos de los chismes villaverdinos que ya comenzaban a disgustarme, así es que a las horas de descanso me encerraba en casa, a leer o a conversar con Angelina, y únicamente los domingos por la tarde me echaba a vagar por los callejones, o me iba a pasar dos o tres horas en las orillas del Pedregoso o en las verdes laderas del Escobillar, de donde volvía cargado de helechos y flores campesinas.
Mi madre, Dios la tenga en el cielo, me abrazaba y se echaba a llorar: Linilla,me decíaDios nos dará pan, vamos a pedírselo.
De noche me echaba yo a vagar por las últimas calles de la ciudad, o iba a sentarme en el cementerio de San Antonio, al pie de un ciprés, cerca del lugar en que Angelina me dijo, cuando le pregunté si me amaría siempre:.
Doña Manuela podía parecerle en ciertos momentos falta de dignidad, pero él echaba la culpa de todo a la maldita ambición, que la sumía en los enredos y trampas, donde dejaba a jirones poco a poco, por sostener el boato de familia, aquella altivez que tan bien le sentaba.
Volvieron el rostro al cafetín, y como personajes de tragedia, lanzaron una eterna maldición sobre la cabeza de , un ladrón que, al quedarse sin dinero dos hombres honrados, les echaba a la calle sin más miramientos.
La otra criada de la casa, que la echaba de sensible y ejercía cerca de las señoritas las funciones de doncella, volvía la espalda al sacrificio y vigilaba las marmitas y cazuelas que hervían sobre los fogones del banco.
Baldomero, este se echaba a reír y le decía: El chico es de buena índole.
Si el género pedido estaba sobre el mostrador, lo enseñaba con gesto rápido, deseando que acabase pronto la interrupción, pero si estaba en lo alto de la anaquelería, echaba hacia arriba una mirada de fatiga, como el que pide a Dios paciencia, diciendo: ¿Bayeta amarilla? Mírela usted.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba