Ejemplos con desorden

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¿Qué otra cosa es la inteligencia normal humana sin tentación al desorden y torpeza de coordinación? Apenas levanta la cabeza, el hombre trastrueca todo el bien concertado sistema de finalidades con que el universo se sustenta en equilibrio, y él mismo se erige centro del universo y foco de todas las finalidades.
El advenimiento del hombre, con su inteligencia precaria, en medio de la Naturaleza, trae aparejados el desorden, la discordia, las dudas y confusiones, en cuanto a la finalidad.
Entro, y no la hallo, la busco por toda la casa, y no parece, llamo a la doncella, y tampoco está en casa, vuelvo a su gabinete, y veo la cama sin deshacer, su ropero en desorden y vacío el cofrecillo de sus alhajas.
Era la tristeza, el desorden, el creciente vacío de una casa mudada.
Lindo asunto para una anacreóntica moderna, aquella mujer que alzaba la copa, aquel vino claro que al caer formaba una cascada ligera y brillante, aquel hombre pensativo, que alternativamente consideraba la mesa en desorden, y la risueña ninfa, de mejillas encendidas y chispeantes ojos.
Abandonó el trabajo, contentóse con ganar lo suficiente para alimentarse y se entregó a la bebida y al desorden.
Eva estaba caída entre los árboles, con sus ropas en desorden, y Adán sobre ella, con un gesto de locura sexual, la cogía los brazos para dominarla, y pegaba la boca a su pecho con tal avidez, que lo mismo podía besar que morder.
En las grandes fiestas se entonaban himnos religiosos, adaptándolos a la música de las melodías populares que estaban en boga, tales como , , , , , , , y otras del mismo estilo ¿Y Roma?, preguntará usted, y la Iglesia, ¿qué decía ante tal desorden? La Iglesia vivió sin criterio artístico, no lo tuvo jamás.
Los gobiernos no quieren ejército: saben que es inútil para la defensa exterior de la nación, pues la fortuna nacional no permite su mantenimiento, y les basta con una organización embrionaria, que vive en pleno desorden, agitada por incesantes y contradictorias reformas, copiando los adelantos extranjeros, como una muchacha pobre imita las galas de la gran señora.
Su mujer salió a la puerta del cuarto con los ojos hinchados, enrojecidos, y el pelo en desorden, revelando en su aspecto cansado varias noches pasadas en vela.
capitaneaba a sus amigos los músicos, preparaban éstos sus instrumentos para saludar al apenas transpusiese la puerta, y entre el desorden y el griterío con que se iba formando la procesión gorjeaba el clarinete, hacía escalas el cornetín y el trombón bufaba como un viejo gordo y asmático.
Enrique depositó en el papel, con el desorden que hemos visto, sus más negros y envenenados pensamientos.
Casi todos los que se hacen ricos niegan el acaso, la fortuna, el hado o la suerte: éstos les parecen vanos nombres, detrás de los cuales procuran ocultarse la pereza, el despilfarro, el desorden y la tontería.
La pieza no era un modelo de curiosidad y delataba el desorden de una casa donde falta dirección.
Ligeritas de ropa a pesar de la estación, revoloteaban alegremente por su cuarto, que ofrecía el desorden del despertar, en torno de las dos camitas de inmaculada blancura, que en sus arrugadas sábanas guardaban el calor de los cuerpos jóvenes y ese perfume de salud y de vida que exhalan las carnes sanas y virginales.
El escepticismo de Olmedo era signo de infancia, un desorden de transición fisiológica, algo como una segunda dentición.
El rigor de su autoridad, que el muchacho acataba siempre con veneración, sería remedio eficaz y pronto del desorden de aquella cabeza.
Había perdido su salvaje fuerza, pero su semblante expresaba aún ferocidad y desorden mental.
Diole consejos sanos y prácticos, hízole ver con palmarios ejemplos, algunos del orden humorístico, la perdición que trae a la criatura el dejarse mover de los sentidos, y le pintó las ventajas de una vida de continencia y modestia, dando de mano a la soberbia, al desorden y a los apetitos.
Érale insoportable la presencia de aquel hombre a quien no podía mandar a paseo, imagen viva del desorden de su vida, que se le aparecía como el espectro de una víctima cuando más contento estaba.
Pensaba preguntar a su sabio amigo y maestro, por qué todo aquel desorden se había manifestado a consecuencia de las breves palabras que cruzó con Jacinta.
Poníase a trabajar, y, cosa por demás extraña, a pesar del desorden de su cabeza, no cometía una sola equivocación, ni aun cuando le dieron seis clases más de jarabes con sus correspondientes letreros de diferentes colores.
El trabajo de su cerebro era una calenturienta y dolorosa mezcla de las funciones del juicio y de la memoria, revolviéndose con desorden y alumbrándose unas a otras con aquella claridad de relámpago que a cada instante despedían.
Cierto que esta devolución era para ella un trance doloroso, algo como la separación de un hijo que se va a la guerra a que le maten, pues aquel , entregado a su dueño, pronto se perdería en el desorden y los vicios.
Todas sus ideas sufrieron trastornos más o menos febriles, las imágenes se disfrazaron, cual si fuesen a las máscaras, tomando cara y apariencia de lo que no eran, y la única sensación dominante con alguna claridad en aquel desorden fue la de estar inmóvil y rígida, con los movimientos involuntarios suspendidos y los voluntarios desobedientes al deseo.
Segismundo fue el primero que penetró en la estancia, sin miedo alguno, y vio a Maxi en un rincón, hecho un ovillo, con más apariencias de imbecilidad que de furia, demudado el rostro y las ropas en desorden.
En verdad que aquello era una tontería, quizás desorden nervioso, pero no lo podía remediar.
Todo el santo día estaban riñendo, de pico se entiende ¡Y qué tienda, hija, qué desorden, qué escenas! Primero se emborrachaba él solo, después los dos a turno.
Su madre y hermano, ayudados del gordo Arnaiz, emprendieron el inventario de la casa, en la cual había algún desorden.
Temía los escándalos que ocasionan lances personales, las pasiones que destruyen la salud y envilecen el alma, los despilfarros, el desorden moral, físico y económico.

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