Ejemplos con desoladora

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Al anochecer le llega una carta desoladora de su mujer: Arturo de mi corazón: nuestro querido angelito sigue mal, siento que mi corazón desfallece de dolor y tú no estás para sostenerme.
Con la predominancia del idioma hebreo como el medio de comunicación entre las comunidades judías del Medio Oriente, y el aumento del uso del inglés, la situación parece desoladora.
La desoladora fama que ha tenido este sector, debido a la constante delincuencia, también ha contribuido a ser confundida como un nuevo cerro, pese a que pertenece a la parte alta del Cerro Playa Ancha.
Christ's Hospital era una escuela dominical tradicional de Inglaterra, desoladora y llena de violencia.
Mientras ha existido una sombra de esperanza de que los constitucionales del Perú, guardando religiosamente el convenio eelebrado en Tarapaya reconociesen sus yerros, y no excediesen los limites de sus facultades, me ha detenido el deseo de evitar una guerra desoladora, y las nuevas devastaciones que amagaban.
El encuentro ya no será la concreción del deseo de Elektra largamente soñado, sino el milagroso retorno de la esperanza luego de la desilusión más desoladora.
Combinando unas descripciones llenas de sencillez y belleza con el retrato más descarnado del horror y la brutalidad del hospital, Lem ofrece la visión de un protagonista que aún conserva los rasgos de humanidad que traía del mundo exterior al encontrarse cara a cara con una realidad desoladora y sangrante.
Impregnada de la melancolía, nostalgia e ironía decadente del llamado mal du siècle, la prosa de Flaubert va trazando no una novela de aventuras o intrigas amorosas, sino una fina telaraña de reflexiones y obsesiones que refleja el mundo interior de un hombre que acaba de despertar a una vida adulta que no encuentra apasionante en absoluto, sino más bien desoladora, inhóspita y fría.
Señala el Papa que el marxismo ha dejado una destrucción desoladora.
La desoladora situación que se encontraba Monterrey lo motivó promover la erección del hospital civil, preliminar indispensable para fundar la escuela de medicina.
Salvador midió con aquella sola mirada la escena desoladora, y no sólo con pena, sino con ira, con imperio y furor, le dijo a doña Rebeca:.
¿Quiénes han recogido después la herencia de Chánning, de Émerson, de Poe?La nivelación mesocrática, apresurando su obra desoladora, tiende a desvanecer el poco carácter que quedaba a aquella precaria intelectualidad.
Por fin corrió entre la muchedumbre ansiosa esta desoladora noticia: El que viene no es Calleja ¡maldita sea su alma!, sino un cura guerrillero que llaman , con dos batallones de fieras desbocadas.
De este modo la separación no será tan desoladora para ese ángel.
Y sucedió, pues, que en la ciudad donde aquel pobre moraba, llamada Gangópolis, si no me falla la memoria, sobrevino una gran hambre desoladora, por el aquel de un cerco que le pusieron los del reino vecino de Capadocia, y hallándose todo el pueblo moribundo del no comer, presentose el mendigo y mostró almacenes de pan, que era la milagrosa multiplicación de los mendrugos, con otro milagro encima, a saber: que la dura masa se había enternecido, y parecía recién sacada del horno.
Aresti acariciaba esta perspectiva desoladora.
Satisfecho estaba Tomín, sus ojos, hechos a la miseria desoladora, veían los vulgares muebles revestidos de una dorada magnificencia.
Y él, con una tristeza infinita, con una desoladora melancolía, con un desencanto indescriptible, inclinó la apesadumbrada cabeza y me dijo estas palabras:.
El esqueleto quedó un gran momento silencioso, con la calavera inclinada sobre el esternón, en desoladora actitud.
A esta confusión general de carreras, encuentros y revueltas, debe añadirse las voces de los cazadores, el ladrido de los alanos y mastines, el eco de las bocinas y el trémulo son de las trompetas, de todo lo cual resultaba un acalorado tumulto, una discordante algarabía, veraz y desoladora imagen del modo con que se hacía la guerra en aquellos tiempos semi-bárbaros.
y esa verdad ha sido siempre desoladora.
Una guerra desoladora de ocho siglos, una espantosa emigración, dictada por el fanatismo, los entorpecimientos de los matrimonios, propios de los derechos feudales, todo contribuía a la despoblación, y a la escasez de brazos para la cultura de las artes y de las ciencias.
¿Cuáles son las causas de esta lentitud desoladora y tan próxima al.
individuos son las causas principales de la lentitud desoladora del.
Él toca con ella una canción desoladora.
El padre Domingo, para aplacar la tempestad de su corazón, más desoladora que la de la naturaleza, estaba resuelto a continuar en oración encerrado en el templo, y Cumandá, acompañada de una familia zápara, en la cual se distinguían cuatro individuos especialmente encargados de custodiarla y que, cabizbajos y taciturnos, no hablaban palabra, revolvía sin cesar el heroico pensamiento de prestarse a ser la única víctima que inmolaran los bárbaros salvajes del Palora.
Y sucedió, pues, que en la ciudad donde aquel pobre moraba, llamada Gangópolis, si no me falla la memoria, sobrevino una gran hambre desoladora, por el aquel de un cerco que le pusieron los del reino vecino de Capadocia, y hallándose todo el pueblo moribundo del no comer, presentose el mendigo y mostró almacenes de pan, que era la milagrosa multiplicación de los mendrugos, con otro milagro encima, a saber: que la dura masa se había enternecido, y parecía recién sacada del horno.
Satisfecho estaba Tomín, sus ojos, hechos a la miseria desoladora, veían los vulgares muebles revestidos de una dorada magnificencia.
Carlos Pareja había llegado a Lima y hablado con Teresa, quien le hizo comprender que su corazón era una ruina y que una pena profunda, desoladora, había agotado en ella la facultad de amar, y por consiguiente, él no debía tener esperanza alguna en ser correspondido.
A pesar de los esfuerzos que hacían, consultando a los médicos más afamados del país, la horrible y misteriosa enfermedad continuaba con su mano desoladora destruyendo la belleza y aun la figura humana de mi infeliz prima.

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