Ejemplos con desmandada

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En más de una ocasión, ante una vaca desmandada o una riña de borrachos, cuando sus compañeras huían gritando o se desmayaban, ella sola se mantenía firme y sosegada, juzgando con precisión el riesgo, y evitándolo sin descomponerse.
Antes de amanecer caería sobre Cuenca la turba desmandada, feroz y hambrienta, y se haría dueña de la ciudad riscosa si las peñas y los corazones no le oponían una brava defensa.
Salí combinando la dignidad con la prisa para librarme de las manos de aquella bestia desmandada.
No desconocía yo la suma extravagancia mezclada con el sumo donaire que constituyen el ser de algunas almas del reino femenino, entendimientos desequilibrados que fluctúan entre la sutileza del ingenio y los desvaríos de una razón desmandada.
En tanto la mozarrona corpulenta me perseguía, como camella desmandada, por las calles y callejas del pueblo, llamándome a su lado, pidiéndome conversación de amores cual si me necesitara para inmediatas expansiones afectivas.
Aquí busco refugio -dijo- contra esa plebe desmandada.
Por fin, puesta como Dios quiso la mantilla, y pronunciando un seco, tomó la puerta del comedor y luego la de la escalera, no sin tropezar con algún mueble en su carrera desmandada.
Derrotado Sartorius, limpió el comedero a todos los senadores que habían votado en contra, de lo que provino un mayor estallido de la tempestad, con los truenos y el furioso granizar de la prensa desmandada.
Pero si logré que guardara bien los brazos bajo el rebozo, no pude poner freno a su desmandada locuacidad.
Y yo impávido, bien asistido de mis luminosos recuerdos, les describo todo el barrio, la , el , encaro con la majestuosa fachada de la Cancillería, trazada por Bramante, traspaso el monumental pórtico, obra de Fontana, entro en el bello patio, y torciendo a mano izquierda, señalo el arranque de la escalera, en cuyos primeros peldaños ha perecido a manos de la demagogia desmandada el Ministro de Pío IX.
Pero esto no quita que, en ocasiones críticas del desbarajuste hispano, fuera Narváez un brazo eficaz, que supo dar a la sociedad desmandada lo que necesitaba y merecía, por lo cual le corresponde un primer puesto en el panteón de ilustraciones chicas, o de eminencias enanas, como quien dice.
Bien hayan aquellos benditos siglos que carecieron de la espantable furia de aquestos endemoniados instrumentos de la artillería, a cuyo inventor tengo para mí que en el infierno se le está dando el premio de su diabólica invención, con la cual dio causa que un infame y cobarde brazo quite la vida a un valeroso caballero, y que, sin saber cómo o por dónde, en la mitad del coraje y brío que enciende y anima a los valientes pechos, llega una desmandada bala, disparada de quien quizá huyó y se espantó del resplandor que hizo el fuego al disparar de la maldita máquina, y corta y acaba en un instante los pensamientos y vida de quien la merecía gozar luengos siglos.
Y, a lo que parece, él esperaba poder despojar a ésta por medio de Platón, cuando llegase, de lo que tenía de demasiado despótica y desmandada, haciendo de Dionisio un imperante benigno y legítimo, mas si se resistía y no se ablandaba, tenía resuelto destruir su autoridad y restituir a los Siracusanos su gobierno, no porque le agradase la democracia, sino porque la prefería a la tiranía para los que no acertaban a establecer una aristocracia justa y saludable.
Pero si logré que guardara bien los brazos bajo el rebozo, no pude poner freno a su desmandada locuacidad.
Y yo impávido, bien asistido de mis luminosos recuerdos, les describo todo el barrio, la via Pellegrini, el Campo di Fiori, encaro con la majestuosa fachada de la Cancillería, trazada por Bramante, traspaso el monumental pórtico, obra de Fontana, entro en el bello patio, y torciendo a mano izquierda, señalo el arranque de la escalera, en cuyos primeros peldaños ha perecido a manos de la demagogia desmandada el Ministro de Pío IX.
Por fin, puesta como Dios quiso la mantilla, y pronunciando un adiós seco, tomó la puerta del comedor y luego la de la escalera, no sin tropezar con algún mueble en su carrera desmandada.
Salí combinando la dignidad con la prisa para librarme de las manos de aquella bestia desmandada.
Mas Cicerón fue de cuestor a la Sicilia y de procónsul a la Capadocia, y en un tiempo en que la codicia andaba desmandada y estaba admitido que los que iban de generales y caudillos, ya que el hurtar fuera mal visto, se ejercitasen en saquear, no vituperando por tanto al que tomasen, sino mereciendo gracias el que lo ejecutaba con moderación, dio ilustres pruebas de su desinterés y desprendimiento, y también de su mansedumbre y probidad.
Pues aunque nada sufriese, podía parecer que lo había sufrido por haber estado entre gente por lo común desmandada, lo que es terrible.

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