Ejemplos con desinflamar

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Después de tenida esta conferencia con los trescientos, se retiró, y dándosele aviso que César estaba ya en camino con todo su ejército: “Hola- dijo- ¿conque nos tiene por hombres?”. Y vuelto a los senadores, les rogó que no se detuviesen, sino que se salvasen, mientras todavía permanecían allí los de caballería. Cerró las demás puertas, y desde la única que daba al mar distribuyó las embarcaciones a los que estaban bajo su mando, cuidando del orden que habían de llevar, precaviendo toda injusticia, disipando las rencillas y dando para el viaje a los que carecían de medios. Marco Octavio, que mandaba dos legiones, vino a poner sus reales cerca de Utica, y habiendo enviado quien dijese a Catón que deseaba se aclarase quién entre los dos había de tener el mando, a él nada le respondió, pero a sus amigos les dijo: “¿Y nos admiramos cómo se ha perdido la república, viendo que la ambición del mando nos sigue hasta el borde del precipicio?”. Noticiósele a este tiempo que la caballería iba a partir, llevándose como despojos los bienes de los Uticenses, y dirigiéndose precipitadamente a ella, quitó aquellos efectos de las manos a los primeros que encontró, con lo que ya los demás se dieron prisa a arrojar lo que cada uno llevaba, y todos de vergüenza continuaron su marcha sin rebullirse y mirando al suelo. Catón, congregando dentro de la ciudad a los Uticenses, les pidió, en favor de los trescientos, que no irritasen a César contra ellos, sino que mutuamente se procuraran la salud. Volviendo otra vez a la puerta del mar, estuvo mirando los que se embarcaban, y obsequió y acompañó a los amigos y huéspedes, de quienes pudo conseguir que marcharan. Al hijo no le propuso que se embarcase, ni creyó que sería puesto en razón que se separase del padre. Había un tal Estatilio, hombre de pocos años todavía, pero que aspiraba a tener una grande entereza de ánimo y quería imitar la impasibilidad de Catón. Deseaba, pues, que éste también marchase, porque era de los que conocidamente aborrecían a César, y viendo que se resistía a ello, vuelto Catón a mirar a Apolónides el Estoico y a Demetrio el Peripatético: “Obra vuestra ha de ser- les dijo- el desinflamar a este hinchado y amoldarle a lo que conviene”. Continuó después en despedir a los demás, dando dinero a los que lo habían menester, y pasó en esto aquella noche y la mayor parte del día siguiente.

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