Ejemplos con desgraciados

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El emperador Claudio, por ejemplo, condenaba a muerte a todos los reciarios que perdían en combate, para agasajar a los espectadores con las expresiones de agonía de los desgraciados.
Su presencia, aun después de los continuos desgraciados sucesos de la Banda Oriental podrían influir contra la tranquilidad.
Tras una cadena de matrimonios desgraciados y graves problemas debido a su alcoholismo, murió, sola y abandonada, prácticamente en la indigencia.
El anónimo era creación literaria de Felicita, pintaba, con recargada sensiblería, los amores desgraciados de don Pedrito y Angustias, hasta el instante en que la pasión avasalladora les arrebataba en un torbellino y les impelía al rapto, refería que unos perseguidores desalmados iban a los alcances de los amantes evadidos, con propósito de destruir su felicidad, esbozaba, con trazos al carbón, el cuadro venidero de una doncella sin honor, de todos despreciada, y de un sacerdote indigno, caso que no se les permitiese casarse, y, por epílogo, suplicaba de los Padre dominicos y de los marqueses de San Madrigal que intercediesen con el obispo, con el cual tenían notorio metimiento, para que obligase al descarriado seminarista a cumplir como hombre cabal con la chica.
A Ulises se lo mató Lagartijo, a Héctor, Bocanegra, Mazzantini hizo papilla a Roldán, Aquiles quedó ciego de unas puñaladas que le metió Frascuelo, y un gallo de sangre mestiza y ruin, color blanco, llamado Espartero, propiedad de un ebanista, aniquiló a Carlomagno, Manfredo, Hércules y otros seis héroes desgraciados.
Respetables por su antigüedad y por ser hijos de la ternura cristiana, tal vez de una madre, poetisa desconocida del pueblo, tal vez de un niño, tal vez de infelices ciegos, pero de seguro, de esos trovadores obscuros que se pierden en el torbellino de los desgraciados, yo los oigo siempre con cariño, porque me recuerdan mi infancia.
¡Qué bien se dormiría allí abajo! ¡Qué paz en aquel fondo transparente! ¡Qué mágica luz arriba! Gonzalo escuchó por primera vez en su vida la voz elocuente de la Naturaleza que invita a reposar en su seno maternal, esa voz dulce de irresistible atractivo que los desgraciados escuchan hasta en sueños, y que les impulsa tantas veces a acercar el frío cañón de una pistola a la sien.
Trabajaba en una casa de comercio, colaboraba en varias sociedades y , sostenía incansable correspondencia con sus adictos, enseñaba a los desgraciados, meditaba, discutía, exaltaba a los pusilánimes, asaeteaba a los cobardes, confortaba a los sufridos, se erguía ante los poderosos, lloraba con los indigentes, tenía un báculo para cada caída, una esperanza para cada lacería, un bálsamo para cada dolor, una rosa para cada beldad, un pensamiento dulce para cada párvulo, y aun le quedaba tiempo para ser rendido y galante con la esposa y cariñoso y afable con los hijos.
¿Qué se ofrece caballero?dijo Aresti con su voz alegre que parecía esparcir la confianza entre los desgraciados.
Los desgraciados la odian por instinto, al recibir sus limosnas: evitan el buscarla mientras pueden, viendo en ella una institución degradante, que perpetúa su esclavitud.
El amor a los desgraciados me domina, hasta el punto de embotar mis sentidos.
La conmiseración por las miserias humanas, el odio a la desigualdad y la injusticia, la abnegación por los humildes y los desgraciados, eran iguales en los dos.
Se sentían más desgraciados al darse cuenta exacta de su estado.
Cuarenta y un millones arranca del presupuesto, y aún le parece poca cosa esta cifra, que resulta una enormidad en un país que dedica nueve millones a la enseñanza y un millón al socorro de los desgraciados.
Creyendo en una vida futura, los desgraciados aún tenían el falso consuelo de la felicidad después de la muerte.
Te amo con el amor más grande que puede abrigarse en corazón de mujer, como saben amar los pobres y los desgraciados.
Alguien ha dicho que amores desgraciados la empujaron a la devoción primero, a la caridad propagandista y militante después.
¡á sus negocios! ¡á cuidar de sus hijos, que harto lo necesitan, y dejen en paz a los desgraciados!.

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