Ejemplos con desatinados

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Narcisa, impasible y majestuosa, presidía la escena como un juez severo, asistiendo con gestos de indignación a los desatinados discursos de su madre, mientras Julio, que había acudido sañudo y acechante al umbral de la puerta, fulguraba sobre la trémula niña su mirada monstruosa, y oyendo buhar y maldecir a las dos mujeres, toda su mezquina figura se estremecía de satánico gozo.
No creyó ella que llegase tan pronto, y pensó, un momento, en avisar a la familia del agonizante, pero en seguida se acogió a la dulce idea de procurar que fuese apacible aquella última hora del infeliz peregrino, y que no le amedrentasen los gritos desatinados de las señoras de la casa.
Tú -dije a Silvestra, poniendo mis manos trémulas junto a su rostro-, o padeces un mal que te sugiere los absurdos más desatinados, o posees una imaginación que deja tamañitos a todos los inventores de fábulas, a todos los poetas del mundo.
Únicamente le consolaban los desatinados amoríos de Carmen, celebraba la gracia, frotándose las manos, siempre que en el Casino se comentaba la procacidad del estudiante y el descaro de la chiquilla.
Usted llama terrores desatinados al santo temor de Dios, desesperación al menosprecio del mundo, y locura a la humildad cristiana y al recelo de caer en tentación y de faltar a los deberes.
Fadrique, cabeza de motín y de bando entre los muchachos más desatinados del pueblo, se diría que llevaba la capa-paloma como un estandarte, como un signo que todos seguían, como un penacho blanco de Enrique IV.
Holmes dio dos pasos rápidos hacia el látigo, pero antes que pudiera echarle mano, resonó en la escalera el ruido de unos pasos desatinados, se cerró con un golpe estrepitoso la pesada puerta del vestíbulo, y nosotros pudimos ver por la ventana al señor James Windibank que corría calle adelante a todo lo que daban sus piernas.
Mi prurito de curiosear me induce a leer cuantos libros nuevos van saliendo sobre esta materia, que no son pocos, y mientras más desatinados son, miradas las cosas por el vulgo de los timoratos, más me divierten los tales libros.
Así, en uno de esos viajes baratos y de recreo ¡que Dios confunda!, los viajeros económicos visitan en pocos días y por poco dinero una nación entera, o dos, o tres, pero lo han visto todo y no han visto nada, las impresiones del viaje son débiles y borrosas, confusas sobre todo, como la prisa de la excursión no consistía en la velocidad del tren, que no era el rápido, sino en las pocas horas o los pocos días desatinados a visitar los pueblos y paisajes del itinerario, en el resultado total, en la impresión suprema, entran por más el monótono run-rún del traqueo ferrocarrilero, las molestias prosaicas de fondas, estaciones, aduanas, etc.
¡Qué barbaridad! ¡Si no podemos tener perdón de Dios los desatinados que hemos puesto las cosas en ese extremo increíble! Porque yo, bien mirado el asunto, he pecado en ello tanto como vuestro padre, y si se me apura un poco, he pecado más, más, hijas mías, más, puesto que él todavía no ha caído de su burro, y aún está en la creencia de que te pierdes el premio gordo desechando a ese pretendiente, al paso que yo le estoy viendo con tus mismos ojos desde que conocí que no le podías tragar.
-Pero, vamos a ver -decía el ex contratista a su hija cuando más desatinados eran los extremos que ésta y su marido hacían en honor del hijo varón-, ¿a qué vienen esas majaderías? Y ya que las hagáis, ¿por qué pecáis por el extremo contrario con Verónica, que es una niña como unas perlas? ¿Por qué detestáis a la una tanto como queréis al otro?.

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