Ejemplos con derretía

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La nieve que tratábamos de tomar estaba tan fría que no se derretía en nuestras bocas , comentó Diemberger.
Otra vez Suetonio informa que el emperador Galba se derretía por los hombres fuertes y experimentados.
Según esta teoría, los ugrofineses se repartieron por el norte, mientras se derretía el hielo.
En el amor, como en el mar, se naufraga, seré yo como un náufrago en el inmenso mar de tu amor , le declaraba Adolfo al oído o por carta a su novia Celestina Vargas Bervera, quién se derretía al oírlo.
Y cuando leía en San Fortunato: , de cómo la Virgen madre envuelve en pañales los torpes miembros del recién nacido y le ciñe con vendas las manos, los pies, las piernas, veía también a Angustias, con un hijo, y mi corazón se derretía de ternura.
En la cubierta, la brea se derretía, los pies se nos quedaban pegados, hacía un vaho de calor imposible de resistir.
El fuego de aquel lugar de maldición era tan intenso, que una sola centella reducía a polvo una piedra de molino, si caía sobre un globo de bronce lo derretía al punto, como si fuese de cera, y si en un lago reducido a hielo, lo hacía hervir en un instante.
Paco Luján sintió que el corazón entero se le derretía en lágrimas, y acudió a sostener al niño, que parecía próximo a desfallecer, tenía una herida en la frente y manaba de ella sangre en abundancia, que corría por su rostro y teñía ya su camisa.
Su contacto derretía no sé qué nieve de austeridad, cuajada sobre un corazón afeminado y virgen allá desde los tiempos del seminario, desde que se había propuesto renunciar a toda familia y todo hogar en la tierra entrando en el sacerdocio, y al par encendía en él misterioso fuego, ternura humana, expansiva y dulce, el presbítero empezaba a querer a la niña con ceguera, a figurarse que, si la viese morir, se moriría él también, y otros muchos dislates por el estilo, que cohonestaba con la idea de que, al fin, la chiquita era un ángel.
Y la figurilla, que por lo visto era de cera, se desvanecía, se derretía en aquella bruma caliginosa, que envolvía a la criaturita y a ella también, a Emma, y la sofocaba, la asfixiaba.
El frío nos entumecía las piernas y el sol nos derretía los sesos.
El calor la quemaba, la derretía.
Y el alma del poeta se derretía en algunas magníficas estrofas que rebosaban religión y.
Pedro le decía que no, bueno, si por el contrario se hallaba en situación favorable, en uno de aquellos momentos en que parecía que se ablandaba y se derretía la masa durísima de su genio.
Por entonces hallábase su señoría encalabrinado con una muchacha potosina, pero ella, que no quería dares ni tomares con el hombre de la ley, lo había muy cortésmente despedido, poniéndose bajo la salvaguardia de un soldado de los tercios de Tucumán, guapo mozo que se derretía de amor por los hechizos de la damisela.
Valeria se derretía con los finos galanteos de Manolo Tarfe, y afectaba sorpresa burlona cuando el caballero hacía descaradas alusiones a los flamantes amoríos de ella con Pepe Armada.
¡Oh! ¡cuán dolorosas fueron! ¡Pobre Botón-de-Rosa! ¡Estabas triste y llorabas! ¡Cómo se derretía tu corazón al besar a Hassán, que se marchaba con la hija del rey! ¡Y gemías cual una tórtola a la que se separase de tu tórtolo violentamente! ¡Ah! ¡no sabías aún ¡oh tierna Botón-de-Rosa! cuánta amargura guarda la copa de la separación! ¡Y no podías esperar que tu bienamado Hassán, cuya dicha preparabas, ¡oh llena de piedad! hubiera de sustraerse a tu dolor tan pronto! ¡Pero abriga la certeza de que le verás! ¡Tranquiliza, pues, tu alma preciosa y refresca tus ojos! ¡A fuerza de llorar, tus mejillas, de rosas que eran, se han hecho semejantes a flores de granado! ¡Cesa de llorar, Botón-de-Rosa!, ¡tranquiliza tu alma preciosa y refresca tus ojos! ¡volverás a ver a Hassán, pues así lo quiere el Destino!.
Y en el llanto silencioso se le derretía el pensamiento.
En cuanto al ámbar que no tragaban los peces, se derretía bajo la acción de los rayos del sol, y esparcía por toda la isla un olor semejante al del almizcle.
::¡Corazón agobiado por el amor, mi voluntad, a pesar tuyo, no ha de doblegarse ni ha de aceptar más humillaciones, aunque viese que se derretía por completo mi cuerpo!.
Si quería consolarse con la religión y el amparo del Magistral, su mal era mayor, porque sentía que la fe, la fe vigorosa, puramente ortodoxa, se derretía dentro de su alma.
Mostró Currito al cantar inspiración tan amorosa y miró con ojos tan de carnero a medio morir a doña Ramona, que estaba sentada cerca de él, que doña Ramona no acertó a dominarse por más tiempo, sintió que se derretía y hasta que se evaporaba el hielo de sus desdenes, y, desechando sus propósitos de resistencia y echando a rodar hasta cierto punto su señoril o magistral recato, dijo dirigiéndose a Currito:.
¡Ay, don Adrián! -añadió mirando al boticario que se derretía de placer con el éxito de aquellas obras de su hijo-.
y hasta del sol ultramarino que la derretía, y deseaba cambiar de aires y de panoramas.

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