Ejemplos con departamento

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

No sé si hallaremos un departamento desocupado.
Ella había visto de niña llorar a su madre en el lujoso departamento del hotel, mientras hablaba el padre con aspecto de iluminado, anunciando para la semana próxima una ganancia de un millón.
Trasportaron a Pilar casi en brazos, del departamento a la berlina, y el cochero azotó al destartalado jamelgo.
A Perico se le encontraba con más frecuencia en otro departamento tétrico como una espelunca, las paredes color de avellana tostada, los cortinajes gris sucio con franjas rojas, donde una hilera de bancos de gutapercha moteada hacía frente a otra hilera de mesas, cubiertas con el sacramental, melodramático y resobadísimo tapete verde.
Cerraron las ventanillas de un lado, y los rayos del Poniente vinieron a reflejarse un instante en el techo del departamento, retirándose después como niños que acaban de hacer alguna jugarreta.
Niña como era Lucía, así pudo tomarla a llanto como a risa, tomola a risa, porque estaba alegre, y hasta Hendaya no cesó la ráfaga de buen humor que regocijaba el departamento.
De cuando en cuando penetraban en un túnel, y entonces la obscuridad, el crujido fuerte del tren, un aire húmedo de subterráneo, colándose en el departamento, consolaban algo de la tórrida temperatura.
Hasta la misma puerta del departamento les siguió el mozo cuando se volvieron a su coche, y a ser Lucía dueña de los brazos de Artegui, los hubiera echado al cuello de Sardiola, a tiempo que éste repetía, entornados los ojos y en el tono con que se reza, si se reza de veras:.
Y registró con los ojos todo el departamento, estupefacta al no ver a Miranda allí.
De improviso se abrió bruscamente la puerta del departamento, y saltó dentro un hombre ceñudo, calada la gorra de dorado galón, en la mano una especie de tenacilla o sacabocados de acero.
Pocos momentos después de que Miranda bajó a recoger su cartera, habíase abierto la puerta del departamento donde quedaba Lucía dormida, penetrando por ella un hombre.
Al cabo logró Miranda que llegase su vez, y ya con el talón en el bolsillo, saltó del andén a la vía triple buscando su departamento.
Emprendieron su peregrinación, recorriendo la línea de vagones, en busca del departamento vacío.
Satisfecho de tal resultado, hasta bendecía interiormente a una de sus causas, una vejezuela que con enorme banasta al brazo se coló en el departamento algunas estaciones antes de Palencia, y cuya grotesca facha ayudó a llamar la sonrisa a los labios de Lucía.
Comenzaban a entretenerla las estaciones y la gente que se asomaba curiosa a la portezuela, escudriñando el interior del departamento.
Levantose Lucía con automática rigidez, pasó al lado opuesto del departamento, y dejándose caer de golpe, tornó a cubrir el semblante con el fino pañuelo, y se oyeron otra vez sus sollozos y el anhelar de su seno juvenil.
Hecha Lucía un ovillo en la esquina del departamento, sollozaba sin amargura, con algún hipo, con vehemente llanto de niña inconsolable.
Ya oscilaba la férrea culebra cuando él penetró en el departamento, cerrando la portezuela tras de sí.
Algunas veces le entraba en brazos en el departamento de los gigantones, una vasta sala entre los contrafuertes y los botareles de las naves, atravesada por arbotantes de piedra.
Le vio salir por la puerta que conducía al departamento de los gigantones.
Un día, Gabriel quiso subir al departamento de las campanas.
En el fondo de este había una puertecita de escape que dividía en dos un solo departamento, cerrado para ello con doble pasador por una y otra parte.
El criado de servicio en aquel departamento llamaba, atraído por el timbre, a la puerta del cuarto, comprendió entonces el tío Frasquito lo ridículo de la situación, y cada vez más angustiado, calóse prontamente una gorra de pelo, envolvióse en un abrigo de pieles, púsose la dentadura y refugióse en el aposento de Jacobo, diciéndole a este medio lloroso y suplicante:.
Para tratar de esto y acordar lo más conveniente, llamó a Juan Pablo, que a la sazón había pasado de Penales a Sanidad, y podría tal vez poner a su hermano en Leganés, en un departamento de distinguidos, con pago de media pensión o quizás sin pagar un cuarto.
Aurora estaría al frente del departamento de equipos de boda y canastillas de bautizo, ropa de niños y de señora.
Dicho crucero era como un segundo departamento del café, y estaba invadido por estudiantes, en su mayoría gallegos y leoneses, que metían una bulla infernal.
Para ir a la iglesia, salían de su departamento procesionalmente, de dos en dos, con su pañuelo negro a la cabeza, y se ponían a los lados del presbiterio capitaneadas por las dos monjas maestras.
Permitían las madres a aquella recogida cierta latitud en la observancia de las reglas, se la dejaba sola con una o dos durante largo rato, bien en la sala de estudio, bien en la huerta, se le permitía ir al departamento de , y como tenía habitación aparte y pagaba buena pensión, gozaba de más comodidad que sus compañeras de encierro.
Veremos si al fin me salgo con la mía, que es un grano de anís, nada menos que levantarles un edificio de nueva planta, un verdadero palacio con la holgura y la distribución convenientes, todo muy propio, con departamento de esto, departamento de lo otro, de modo que me quepan allí doscientos o trescientos huérfanos, y puedan vivir bien y educarse y ser buenos cristianos.

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