Ejemplos con delicada

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Ahora de nuevo, trescientos años después, el poeta español que sabe más de ternura, pureza y elegancia sentimental, ha pasado su mano delicada sobre el lomo peludo de la pobre bestia esclava, y a la caricia de su mano y de su mirada ha surgido Platero a la vida inmortal.
¡Niña más delicada, dulce y hermosa! El nombre del rapaz, Celesto, de la niña, Angustias.
Pero mira que Lucía y yo habíamos decidido emprender la vuelta para España dentro de dos o tres días, a lo sumo y como Pilar está así, delicada tu presencia es necesaria aquí.
Era Miranda de origen y familia burocrática, en la cual se transmitían y como vinculaban los elevados puestos administrativos, merced a especial maña y don de gentes perpetuado de padres a hijos, a no sé qué felina destreza en caer siempre de pie y a cierta delicada sobriedad en esto de pensar y opinar.
El maestro de escuela había ido a arrodillarse junto a su mujer e hijos, que lo abrazaban con enternecimiento, recordando su peligro de hacía tres años, el alcalde, como un patriarca bíblico, ponía las manos sobre la cabeza de sus hijos, agrupados en su derredor, el tío Francisco y la tía Juana también, en medio de sus hijos, murmuraban llorando su oración, Gertrudis abrazaba a su hermosa hija, quien inclinaba la frente como agobiada por la felicidad, y Pablo sollozaba, quizás por la primera vez, teniendo aún entre sus manos la blanca y delicada de su adorada Carmen, que acababa de abrir para él las puertas del paraíso.
Lo que no lo era, porque venía a contrariar planes anteriores, conocidos ya de todos, era que el Marqués, en vez de llevarse a doña Luz a la corte, se volvió solo a los cuatro días de estar en el lugar, y se dejó en él a doña Luz, bastante delicada e indispuesta.
La condesa se hallaba muy delicada de salud y no podía acompañar a su marido en tan larga navegación.
El cuadro era tal que una mujer más delicada, menos briosa que doña Luz, ni le tendría en su cuarto ni le miraría con tanta frecuencia.
Mala impresión me causó tan delicada personilla.
Gabriela subyugaba las almas con la dulzura de su carácter, mejor que con su delicada y elegante belleza.
, el amor, para el cual se viste y se peina, el amor, por el cual se alegra de ser bonita, el amor, en provecho del cual piensa alguna vez en eso que llaman bienes de fortuna, el amor, que la lleva a paseo y la tiene de pié toda la tarde, a ella, tan débil y delicada, que se libraría de quintas por endeble, si fuera hombre, el amor, que la conduce al teatro, a ella, que ninguna afición tiene a la literatura ni la moral, y muchísimo menos a la música italiana, el amor, que la hace madrugar y trasnochar, a ella, tan dormilona, tan perezosa, tan sibarita.
¿Y cómo se podía contar una cosa tan delicada dando berridos, al modo que cantan los serenos las horas, o como los pregones de las calles? Algo dijo que llevó al ánimo de don Evaristo el convencimiento de que su chulita se veía en un mal paso.
Si le digo cualquier reticencia delicada, se hace la tonta.
Los amigos que aquel día le acompañaban, convinieron en decirle de la manera más delicada que se preparase espiritualmente para el traspaso final, ocupándose del negocio de salvar su alma.
Barbarita estaba loca con su hijo, mas era tan discreta y delicada, que no se atrevía a elogiarle delante de sus amigas, sospechando que todas las demás señoras habían de tener celos de ella.
Porque Jacinta era una chica de prendas excelentes, modestita, delicada, cariñosa y además muy bonita.
¡Si encontrara una manera delicada de hacer la pregunta! Revolvió en su mente todo lo que sabía y no hallaba ninguna fórmula que sentase bien en su boca.
El contacto que Jacinta sintió en parte tan delicada de su epidermis, era el roce espeluznante del yeso, roce de superficie áspera y polvorosa.
Pero se informaba de la salud de Feliciana, como si fuera una señora, y Olmedo también tomaba esto en serio, diciendo: La tengo un poquillo delicada.
Era sin duda cosa delicada para dicha delante de testigos, y estos eran: Olmedo con Feliciana, el pianista ciego, que en los descansos solía agregarse a aquella plácida tertulia, y una señora jamona, fiel parroquiana del café de nueve a doce.
Y no sé ninguna labor delicada, no sé coser en fino, no bordo ni toco el piano.
Este excelente hombre, viendo sus angustias, halló una manera delicada de suministrarle la cantidad necesaria para librarse de Cándido Samaniego, que le perseguía con saña inquisidora.
Sí, tú porque estás acostumbrado a que todo te lo den bien amasado y cocido Esto es cosa delicada Yo no quiero responsabilidades.
Cuando nació el señorito Gabriel, que andará en los diecisiete o poco más, ya no se pensaba que la señora volviese a tener sucesión, porque andaba delicada, y le probó tan mal el parto, que falleció a los pocos meses.
Parece que el peso del chiquillo la rindió y por eso quedó más delicada de salud que las otras.
Salió la corta edad de la muchacha, su delicada salud, y hasta su poca hermosura alegó el padre, sazonando la observación con alusiones no muy reservadas al buen palmito de Rita y al mal gusto de no preferirla.
Con esto conocieron que el que parecía labrador era mujer, y delicada, y aun la más hermosa que hasta entonces los ojos de los dos habían visto, y aun los de Cardenio, si no hubieran mirado y conocido a Luscinda, que después afirmó que sola la belleza de Luscinda podía contender con aquélla.
Los primeros días, como todos los de boda suelen ser alegres, continuó Lotario, como solía, la casa de su amigo Anselmo, procurando honralle, festejalle y regocijalle con todo aquello que a él le fue posible, pero, acabadas las bodas y sosegada ya la frecuencia de las visitas y parabienes, comenzó Lotario a descuidarse con cuidado de las idas en casa de Anselmo, por parecerle a él como es razón que parezca a todos los que fueren discretos que no se han de visitar ni continuar las casas de los amigos casados de la misma manera que cuando eran solteros, porque, aunque la buena y verdadera amistad no puede ni debe de ser sospechosa en nada, con todo esto, es tan delicada la honra del casado, que parece que se puede ofender aun de los mesmos hermanos, cuanto más de los amigos.
Y, diciendo esto, se paseaba por la sala con la daga desenvainada, dando tan desconcertados y desaforados pasos, y haciendo tales ademanes, que no parecía sino que le faltaba el juicio, y que no era mujer delicada, sino un rufián desesperado.
De esta hermosura, y no como se debe encarecida de mi torpe lengua, se enamoró un número infinito de príncipes, así naturales como estranjeros, entre los cuales osó levantar los pensamientos al cielo de tanta belleza un caballero particular que en la corte estaba, confiado en su mocedad y en su bizarría, y en sus muchas habilidades y gracias, y facilidad y felicidad de ingenio, porque hago saber a vuestras grandezas, si no lo tienen por enojo, que tocaba una guitarra que la hacía hablar, y más que era poeta y gran bailarín, y sabía hacer una jaula de pájaros, que solamente a hacerlas pudiera ganar la vida cuando se viera en estrema necesidad, que todas estas partes y gracias son bastantes a derribar una montaña, no que una delicada doncella.

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