Ejemplos con dejadlo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

-Si el preso quiere retenerlo en su compañía hasta mañana, dejadlo aquí, Plobertin.
¡Por cierto, que sería gentil cosa casar a nuestra María con un condazo, o con caballerote que, cuando se le antojase, la pusiese como nueva, llamándola de villana, hija del destripaterrones y de la pelarruecas! ¡No en mis días, marido! ¡Para eso, por cierto, he criado yo a mi hija! Traed vos dineros, Sancho, y el casarla dejadlo a mi cargo, que ahí está Lope Tocho, el hijo de Juan Tocho, mozo rollizo y sano, y que le conocemos, y sé que no mira de mal ojo a la mochacha, y con éste, que es nuestro igual, estará bien casada, y le tendremos siempre a nuestros ojos, y seremos todos unos, padres y hijos, nietos y yernos, y andará la paz y la bendición de Dios entre todos nosotros, y no casármela vos ahora en esas cortes y en esos palacios grandes, adonde ni a ella la entiendan, ni ella se entienda.
-¿Qué le vais a hacer, señor oficial? -decía la niña-: ¡tened piedad por él! es un anciano, ¡es mi padre! ¡dejadlo con nosotros!.
- ¡Dejadlo quejarse como un niño de los fantasmas que él mismo se crea! ¡Dejadlo que sea infeliz por su propia voluntad!.
-Dejadlo, caballeros, dejadlo que concluya.
Matadme a mí, si queréis, matadme, pero dejadlo a.
-Dejadlo, con Sousa basta.
Tomad el escudo o dejadlo.
En cuanto al nombre, dejadlo a merced de los acontecimientos y del tiempo, que se encargarán del desenlace del asunto y sus incidencias, solo os puedo decir que amo todavía: a pesar de todo, y puesto que ya cayó la máscara y el disfraz que encubriera al amante, solo un medio os resta de conjurar el golpe de mi venganza: este medio es bien sencillo, dadme vuestra mano de esposa o preparaos al ludibrio público.
Os oyen todos en calma, y sonrientes, y a las veces os animan diciéndoos: ¡es curioso!, o bien, ¡tiene ingenio!, o ¡es sugestivo!, o ¡qué hermosura!, o ¡lástima que no sea verdad tanta belleza!, o ¡eso hace pensar!, pero así que les habláis de resurrección y de vida allende la muerte, se les acaba la paciencia y os atajan la palabra diciéndoos: ¡dejadlo, otro día hablarás de esto!, y es de esto, mis pobres atenienses, mis intolerables inte¬lectuales, es de esto de lo que voy a hablaros aquí.
- Dejadlo que se acerque - dijo Athos-, hay un cuarto de hora de camino de aquí a la ciudad, y por tanto de la ciudad aquí.
Dejadlo en mis manos.
—Dejadlo, que es andaluz —dijo otro—, ya tiene licencia.
A vuestra cuenta correrá, pues, el viaje hasta el mar, desde las costas dejadlo todo a nuestro cuidado.
Y en aquel momento vimos aparecer en la proa del navío al capitán, que nos gritaba con una voz terrible y gestos alarmantes: ¡Salvaos pronto!, ¡oh pasajeros! ¡Subid enseguida a bordo! ¡Dejadlo todo! ¡Abandonad en tierra vuestros efectos y salvad vuestras almas! ¡Huid del abismo que os espera! ¡Porque la isla donde os encontráis no es una isla, sino una ballena gigantesca que eligió en medio de este mar su domicilio desde antiguos tiempos, y merced a la arena marina crecieron árboles en su lomo! ¡La despertasteis ahora de su sueño, turbasteis su reposo, excitasteis sus sensaciones encendiendo lumbre sobre su lomo, y hela aquí que se despereza! ¡Salvaos, o si no, nos sumergirá en el mar, que ha de tragaros sin remedio! ¡Salvaos! ¡Dejadlo todo, que he de partir!.
«Vuestro oficio de contrabandista os va a perder -me dijo-, si salís de aquí, dejadlo.
BARRILDO: Dejadlo y asentaos, que estáis mohino.

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