Ejemplos con declaración

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En primer lugar, hacía el amor a todas las criadas de la vecindad, y en cierta ocasión hizo publicar en un periódico local una declaración amorosa, en verso, a la señora del alcalde.
¡Cómo sufría el pobre señor! ¡Él que cifraba los triunfos de la enseñanza en su finura , en su distinción de modales, en lo bienhablado que era, según declaración de su esposa!.
Los mozos del lugar o forasteros que, por más guapos e importantes, habían osado aspirar a doña Luz y habían sido rechazados con suavidad antes de una declaración que los comprometiese, tenían tan alta opinión de doña Luz y de ellos mismos, que cada cual imaginaba que era inexpugnable la que a sus encantos y buenas prendas no se había rendido.
Dice que una declaración directa de su parte requería mucho más tiempo, no podía ser tan brusca y repentina.
La tristeza de doña Luz, pasados algunos días, tuvo más de dulce que de amarga: aunque no dejaba de ser tristeza, estaba mitigada por la satisfacción que sentía doña Luz de haber inspirado tan viva simpatía, por la declaración, hecha por el mismo Padre, de que ella no había sido coqueta, y por la absolución, que ella misma se daba, después de hacer un examen de conciencia muy rigoroso.
Ahora sí que se lanzaba, esperaría a pasar la plaza del Mercado, y así que entrase en la calle de Gracia, soltaría su declaración.
Y Andresito, cerrando los ojos, despreciando los punzantes recuerdos del pasado, se sentía feliz, tanto casi como Conchita, que en los días de Pascua, en la agitación de las alegres meriendas, había conseguido turbar a Roberto hasta el punto de arrancarle la deseada declaración.
Tónica mostrábase aturdida por la declaración.
¡Qué manera de explotar aquellas señoras a la pobre Tónica! ¡Era insufrible! Y mientras matizaba con sus exclamaciones la relación de la joven, pensaba con alarma que ya estaban en la calle de Gracia y él todavía guardaba en el cuerpo, completamente inédita, la declaración que tanto le inquietaba.
Iba tras ellos un señor por la acera, resguardándose de la lluvia, podía oír su declaración ¡y quién sabe de lo que son capaces esas gentes burlonas, que miran el amor como cosa de risa!.
Pero la maldita timidez retardaba con ridículos pretextos su declaración.
Era amigo de Rafael, pensaba llevarlo a casa lo mismo que a Roberto del Campo, y la niña se temía que la tenacidad del antiguo novio detuviera una declaración que tanto esperaba.
Mucha palabrería, requiebros a granel, pero de declaración seria y formalmente ¡ni esto! Bailaba con ella, y a lo mejor abandonaba a su pareja y salía del salón, para no reaparecer hasta la hora del final.
Melchor esperó con paciencia inquebrantable, y un día fue Manolita la que le recordó su declaración, aceptándola.
Manolita acogió burlescamente la declaración del dependiente, mas no por esto dejó de agradecerla, con esa satisfacción que causa en toda mujer el saber que es amada, y nada dijo a su familia ni a Rafael.
Su imaginación novelesca soñaba un rapto, después de matar en desafío al infame estudiantón, con otras mil barbaridades por el estilo, y lo mejor del caso era que quien tales barrabasadas se sentía capaz de ejecutar temblaba como un niño en presencia del ídolo amado, y cien veces se le atragantó la declaración que tenía pensada y aprendida, sin faltar punto ni coma.
, hasta la muerte del desafiado, el cual lleva en el bolsillo del paletót la consabida declaración de.
Fortunata lo pensó, y al cabo de un ratito, la lealtad y buena fe con que se confesaba mostráronse en esta declaración:.
Te diré una cosa que ha de pasmarteindicó Fortunata con la expresión grave que tomaba cuando hacía una declaración de extremada y casi increíble sinceridad.
La última que cambió algunas palabras con ella fue Fortunata, que la siguió hasta el vestíbulo movida de lástima y amistad, y aún quiso arrancarle alguna declaración de arrepentimiento.
Quizás no la cogía de nuevo la declaración de la monja.
Alentada por esta declaración arrancose Fortunata a revelar que, en efecto, pensaba algo, y que algunas noches tenía sueños extravagantes.
En la noche de aquel memorable día, y cuando la jaqueca se le calmó, pudo enterarse Maxi de que su hermano había ido a la calle de Pelayo, y de que sus impresiones no habían sido malas según declaración del propio cura.
La declaración de Maximiliano había puesto a Fortunata en perplejidad grande y penosa.
Se puso tan guapa al hacer esta declaración, que Rubín la miró mucho antes de decir:.
Finalmente, Sancho le pagó muy bien, por orden de su señor, y, despidiéndose dél, casi a las ocho del día dejaron la venta y se pusieron en camino, donde los dejaremos ir, que así conviene para dar lugar a contar otras cosas pertenecientes a la declaración desta famosa historia.
En fin, al cabo de muchas demandas y respuestas, como la infanta se estaba siempre en sus trece, sin salir ni variar de la primera declaración, el vicario sentenció en favor de don Clavijo, y se la entregó por su legítima esposa, de lo que recibió tanto enojo la reina doña Maguncia, madre de la infanta Antonomasia, que dentro de tres días la enterramos.
A vuestra merced suplico, por lo que debe a ser caballero, sea servido de hacer una declaración ante el alcalde deste lugar, de que vuestra merced no me ha visto en todos los días de su vida hasta agora, y de que yo no soy el don Quijote impreso en la segunda parte, ni este Sancho Panza mi escudero es aquél que vuestra merced conoció.
Finalmente, el alcalde proveyó jurídicamente, la declaración se hizo con todas las fuerzas que en tales casos debían hacerse, con lo que quedaron don Quijote y Sancho muy alegres, como si les importara mucho semejante declaración y no mostrara claro la diferencia de los dos don Quijotes y la de los dos Sanchos sus obras y sus palabras.

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