Ejemplos con dardos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Cuenta la leyenda que ciertos brujos maleros llegan a tener pactos secretos con los urcututos y entonces lo utilizan para enviar virotes o dardos mágicos, que serán descargados sobre el enemigo elegido, con el fin de causarle daño por venganza.
Primero avanzan por todas partes disparando dardos, y con el mismo terror que infunden a sus caballos y con el estrépito de las ruedas suelen desordenar las filas, y, una vez que se introducen entre los escuadrones de los jinetes, saltan de los carros y combaten a pie.
Una vez uniformado, fue provisto de dardos sagrados de Huitzilopochtli.
Ballesta: lanza dardos tranquilizantes para criaturas marinas de Xen, pero por su largo puede matar de un disparo a una persona o un monstruo de Xen.
Era del agrado de la señora López Portillo el croquet y lanzar dardos, pero ya en Los Pinos, dedicaba largas horas al estudio del piano.
A esa primera lluvia de dardos le siguió una segunda, puesto que cada romano portaba dos pila.
A diferencia de las especies de Phyllobates, esta especie no fue utilizada para la elaboración de dardos venenosos.
Sin embargo los dardos de la zona de Dras, se han convertido al Islam y han sido muy influenciados por sus vecinos cachemiros.
Desemboca en la primera planta en una estructura adintelada soportada por una columna de capitel jónico decorado con ovas, dardos y cimacio superior sobre el que apean dos zapatas de piedra decoradas con cartela central.
El arranque de la escalera se configura con doble arcada de medio punto, con ménsulas en las claves e intradós de casetones, que descansan en el centro sobre fuerte columna, de base circular, cuyo orden lo forma un capitel de contario ornamentado con ovas, dardos y cimacio superior.
La siguiente portada, situada en el lateral izquierdo de la anterior descrita, se compone de un vano escarzano con ménsula en la clave flanqueado por ménsulas sobre columnillas que apean en contarios decorados con ovas y dardos en las jambas.
Su composición está centrada por un vano escarzano, actualmente cegado, con ménsula en la clave sobre impostas ornamentadas con contarios de ovas y dardos y flanquedo por ménsulas sobre pequeñas pilastras.
La planta superior se compone de antepecho con balaustres de piedra, cegados y marcados en tramos por basamentos sobre las que descansan cinco columnas de capiteles jónicos compuestos de volutas de frente abalaustrado y astrágalo orna mentado con ovas y dardos, sobre los que descansan seis arcos de medio punto rebajados, con moldura en el trasdós y de prisma afacetados en el intradós.
Termina una cornisa moldurada de cierto vuelo, decorada con dardos.
Se estructura con vano escarzano, despiezado, cuyo arco apea en jambas despiezadas e impostadas, flanqueadas por pilas tras de capiteles decorados de ovas y dardos y en la zona superior entablamento compuesto de arquitrabe moldurado, ancho friso decorado con cartela, cabeza de querubín central y escudo heráldico del linaje del señorío de Garcíez, orna mentados con flores y jarrones de frutos sobre basamentos.
Pero cuando bajaban hacia el mar se encontraron con un grupo de aborígenes armados con macanas, arcos, dardos y cada uno llevaba en su posesión una banderilla hecha de plumas de muchos colores.
Al confiar en la santidad de su misión, se fueron sin armas, pero en el camino fueron atacados por un gran ejército etrusco que había sido colocado en posición de emboscada y perecieron por los dardos del enemigo, pues pese a no portar armas, ninguno de los etruscos se atrevió a acercarse a los héroes.
Con un golpe así de certero dirige la fuerte diestra del todavía joven Carpóforo los dardos del Nórico.
Se denominaban plumbatae o mattiobarbuli a un tipo de dardos lastrados con plomo que llevaba la infantería romana.
Su nombre proviene del curare que es el paralizante que los indígenas de la Amazonía untan en los dardos de sus cerbatanas, que rara vez pierden un tiro.
Henry Walter Bates, zoólogo del siglo diecinueve, constató que los indios americanos capturaban uakaris vivos disparando dardos o flechas con Curare diluido, una vez capturados, los animales eran reanimados poniendo un pellizco de la sal en sus lenguas.
Su táctica principal consistía en el acercamiento al enemigo sin trabar combate en proximidad, hostigarle lanzándole dardos, y atraerle a un terreno desfavorable para ser derrotado por el grueso de la caballería y los infantes púnicos.
Iniciado el combate, la caballería púnica, desordenada en parte por algunos elefantes enloquecidos por el dolor que les causaron los dardos de los velites romanos, fue rápidamente vencida y expulsada en el campo de batalla por la romana, dejando desprotegido el flanco del ejército cartaginés.
La infantería ligera ibera iba equipada con un juego de dardos, dos o tres jabalinas, escudos ligeros y hondas.
También se dirigen dardos contra los militares, que suelen confiar demasiado en los fusiles.
Antes de llegar a mi vivienda era fuerza que atravesase por entre el multitudinoso ejército de ocupación, recibiendo continuos dardos meretricios y padeciendo asechanzas y requerimientos, así orales como de hecho, puesto que alguna se asía de mi brazo, de manera que, por zafarme de estorbos y reponerme de la fatiga, solía yo algunas veces acogerme a un cafetín, que era donde las individuas vivaqueaban, y allí convidaba a las que más me atosigaban, con que las dejaba mansas, nutridas y satisfechas.
Una vez eran dos atletas del Parlamento, que del uno al otro lado del salón se lanzaban mutuamente los dardos más agudos y los dicterios más envenenados: .
El sol lanzaba al través del follaje dardos de oro sobre la arena de las calles, el frío era seco y benigno a aquellas horas, las tres paredes del hotel y de la casa de Artegui formaban una como natural estufa, recogiendo todo el calor solar y arrojándolo sobre el jardín.
Las demás guardas quedaron atónitas y suspensas del no esperado acontecimiento, pero, volviendo sobre sí, pusieron mano a sus espadas los de a caballo, y los de a pie a sus dardos, y arremetieron a don Quijote, que con mucho sosiego los aguardaba, y, sin duda, lo pasara mal si los galeotes, viendo la ocasión que se les ofrecía de alcanzar libertad, no la procuraran, procurando romper la cadena donde venían ensartados.
Venían ansimismo con ellos dos hombres de a caballo y dos de a pie, los de a caballo, con escopetas de rueda, y los de a pie, con dardos y espadas, y que así como Sancho Panza los vido, dijo:.

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