Ejemplos con contábamos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Actualmente, la estación está cerrada como tantas otras, cosa que lamentamos mucho quienes contábamos con este único medio de transporte.
La ciudad tenía una guarnición escasa, contábamos con muchas inteligencias.
Siempre nos dijeron que contábamos historias para evadirnos de la realidad, pero no es cierto, contamos historias para transformar la realidad.
Otros chicos, en general los de familias terrestres o terráqueas, como dicen algunos en Lúzaro, tenían más afición a ir al juego de pelota, nosotros, los de familia marinera, entre los que nos contábamos Recalde, Zelayeta y yo, nos acercábamos al mar.
Si contábamos con tiempo, buscábamos un sitio tranquilo y desierto, hasta encontrar un buen agarradero para anclas.
Luego le decía al piloto las brazas con que contábamos.
-¿Y no sabe que contábamos con el apoyo de ese zascandil, de ese peine.
¿Eh? ¿Qué tal? Con esta prójima no contábamos ¿Te inquieta?.
Pues, ya digo, aquel y yo contábamos casamos cuando acabara el servicio.
En Vitoria contábamos con la ayuda de familias que nos aprecian.
—¡Mañana estaré bueno! ¡Tu rebelion me ha resucitado! Siento en mi máquina una energía nueva con que ni tú ni yo contábamos hace poco.
¡Señora, estamos perdidos! No contábamos con la traición.
Se nos repartían raciones muy escasas, y los que ya nos contábamos en el número de oficiales comíamos rancho lo mismo que los soldados.
, y siempre juntos en las marchas y en los descansos, nos contábamos nuestras cosas, compadeciéndonos y consolándonos mutuamente.
Nosotros, en cambio, estábamos sabiamente colocados por el mayor general en otra altura parecida, pero sólo una quinta parte del regimiento ocupaba la parte culminante de la loma, mientras que todo lo demás se extendía en la vertiente posterior, permaneciendo completamente oculto a la vista del enemigo, de modo que si nosotros les contábamos perfectamente a ellos, los franceses, engañados por la apariencia, se reirían de los treinta o cuarenta jinetes sin uniforme, enseñoreados del cerro con aire de perdona vidas.
Al decir esto, el buen anciano derramó algunas lágrimas y nosotros para consolarle, le animábamos presentándole el espectáculo de nuestra alegría, y contábamos entre risas y chistes las extravagancias y tacañerías de los tíos de Inés.
Con esto, nos contábamos cien mil niñerías y acaecimientos de nuestros vecinos y conocidos, y a lo que más se entendía mi desenvoltura era a tomarle, casi por fuerza, una de sus bellas y blancas manos, y llegarla a mi boca, según daba lugar la estrecheza de una baja reja que nos dividía.
No contábamos con el disgusto y la alarma que su presencia de usted produciría en este piadosísimo pueblo.
-Por eso le contábamos la historia de los padres de Adelina.
porque aquello fue una broma, Ángel, y contábamos con que tú no te enfadarías.
A pesar de este ofrecimiento, no contábamos con el general Araña, ni con el general Socorro, a no ser que desde el primer momento tuviéramos asegurado un triunfo indiscutible.
Jugábamos, en suma, como chiquillos, corriendo y saltando, nos contábamos cuentos y ensueños, y había en ella una mezcla de toda la coquetería de la mujer y todo el candor de la niña, que irritaba y al propio tiempo tranquilizaba mis pasiones.
¿Será verdad? ¿Volveré a mi tranquilo valle y las campanas no resonarán como antes en mi corazón, y la luz encendida al pie del retablo antiguo no brillará como antes a mis ojos, y el campo no tendrá los mismos aromas, ni el horizonte los mismos destellos que en mi infancia, cuando las ilusiones se teñían en las florestas como las alitas de las mariposas, o la fe libaba esperanzas en la lejana estrella, como la abeja miel en la flor del cantueso y del romero? Si ha de suceder así, no me lo digas, y déjame que avive en la memoria, con toda la fuerza de mis recuerdos aquellos días en que no contábamos los años y en que no caían sobre nuestras cabezas las escarchas.
En tal guisa íbamos a la escuela, y después al paseo, con el ya citado mendrugo de pan en el bolsillo, comiéndole a retortijones mientras corríamos, saltábamos o nos contaban o contábamos cuentos de ladrones y encantados.
-¡Les hacen tanta falta! Ya se ve ¡como no contábamos con este golpe! ¡Ayyyyy.
Y llegamos, antes aún de lo esperado, y todas las gentes que nos encontraban al acercamos al pueblo, presumían, por el aire que llevábamos, que habíamos hecho alguna muy gorda, pero cuando les contábamos la verdad, no la creían.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba