Ejemplos con conquistadoras

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los indígenas chilenos, tan flemáticos e indiferentes a las nuevas corrientes civilizadoras que intentaban los españoles, eran los más belicosos e indomables de todos los que habían encontrado los españoles en sus acciones conquistadoras meridionales.
Sebastián de Belalcázar y sus huestes conquistadoras encontraron un territorio poblado por uno de los más beligerantes grupos indígenas: los Pijaos quienes bajo el mando del cacique Calarcá prefirieron su exterminio antes que aceptar la invasión española, por eso esta población carece de caseríos indígenas y de su herencia cultural en su cabecera.
Éstos inflingieron una dura derrota a las tropas castellanas de Alonso Fernández de Lugo que intentaba culminar la conquista de Tenerife, que fue la que dio nombre al municipio, La Matanza, debido a las numerosas bajas entre las filas conquistadoras.
Un tanto después, Andrés de Valdivia, de las huestes conquistadoras, lo reconstruyó dada su importancia.
Y desde un principio combatieron al lado de las mesnadas conquistadoras, varios miles de indígenas cristianos en buena parte y enemigos encarnizados de los cusqueños, los cuales, haciéndoles espaldas a los españoles, peleaban muy bien y era causa de reservarse de grandísimo trabajo los caballos, porque de otra manera no lo pudieran sufrir.
Aunque Pedro de Valdivia ya había previsto antes de morir que le sucediera en su puesto el teniente general de la Serena Francisco de Aguirre, las disputas entre éste y Francisco de Villagra por ostentar el mando del territorio chileno dieron pie a que ambos se enfrentaran agriamente y los españoles se dividieran en dos bandos antagónicos que perjudicarían las acciones conquistadoras.
Después de un sin fin de sacrificios e infortunios, en esa larga exploración, llegaron hasta donde posteriormente se fundará Bogotá y allí se encontraron con las fuerzas conquistadoras de Gonzalo Jiménez de Quesada y de Sebastián de Belalcázar.
Posteriormente, la región quedó envuelta en los pleitos colombinos, es decir, los litigios entre la Corona y la familia Colón, y al margen de las acciones conquistadoras.
Yupanqui Cápac Intichuri, es decir, hijo del Sol que transforma la tierra, tendría como una de sus grandes responsabilidades iniciar la expansión inca para la consolidación del Tahuantinsuyo, dando inicio a las famosas expediciones conquistadoras del joven inca.
Al encargar las expediciones conquistadoras a su hijo y sucesor Túpac Yupanqui, Pachacútec se encargó y continuó con las remodelaciones de la capital del imperio: la ciudad del Cusco.
Realizó varias expediciones conquistadoras y encargó otras a su hermano e hijo respectivamente.
Por otro lado las potencias europeas implicadas se comportaban más como conquistadoras que como libertadoras: cada una ocupa su territorio y no se ponen de acuerdo entre ellas.
En aquella casa se reunían varios conquistadores donde en las sobremesas de sus jornadas festivas, cada uno relataba sus experiencias conquistadoras, el jovencito inca Garcilaso escuchaba con placer aquellos relatos e iba armando en su mente el deseo de escribirlos cuando fuera mayor.
En su interior se conservan interesantes obras de arte y escultura, entre las que destaca la segunda de las vírgenes conquistadoras venidas a Chile, estatuas en hornacina de San Pío V, Santa Catalina de Siena, Santo Tomás de Aquino y Santa Rosa de Lima.
Se denomina así a los indígenas que eran integrados a las tropas conquistadoras españolas -sobre todo en crónicas y textos históricos antiguos-, con el fin de prestar apoyo en sus avances y operaciones militares, durante la Conquista de América.
Después de fundar Ibagué, como le ha gustado el norte neogranadino, que le recuerda a sus agrestes paisajes de origen, regresa nuevamente a la Pamplona andina buscando nuevas aventuras conquistadoras.
El fracaso de sus tentativas conquistadoras cerca de Salvador la tenía frenética.
Las damas de cuarenta son ahora las conquistadoras más temibles.
Por capricho estraño de la suerte la morena era sosa y la rubia picante: Soledad como noche serena y fresca que adormece: Sacramento como tarde calurosa y pesada que hostiga con visiones abrasadoras los sentidos: una hermana dócil, humilde, apocada, propensa a cuanto fuese delicadeza y ternura, otra dominadora, altiva, exigente, pronta a todo arranque voluntarioso y enérgico: Soledad de aquellas para quienes amar es conceder, prendarse y ser vencidas: Sacramento de las que, regateando sensibilidad, prefieren ser conquistadoras a elegidas.
Todas aquellas mujeres vestidas de rosas se acercaron y se fueron despojando de sus pren-das perfumadas hasta quedar desnudas mos-trando sus exquisiteces conquistadoras.
En pasados siglos, los romanos de Marcelo habían visto multiplicarse y agigantarse, cual si interviniesen artes de magia, la resistencia de la ilustre Siracusa a sus armas conquistadoras, por inspiración del matemático de genio, que, sublimando su ciencia en el amor de patria, oponía a las naves del sitiador sus espejos ustorios, sus palancas guarnecidas de garfios y sus catapultas ciclópeas, para luego personificar la trágica fatalidad de la caída, sucumbiendo al golpe del soldado que le encuentra absorto, mientras raya en el suelo las líneas de un problema.
Él, no, gracias al irresistible poder de las libras esterlinas, sus atrevidas, frías y proficuas compatriotas, paulatinas conquistadoras de la Pampa y de todo lo que en ella se vende, almas y cosas, no tenía más que dirigir, descansado, y con sueldo gordo, los trabajos rudos hechos por esos mismos latinos, pobres, flacos, harapientos y bochincheros, que siempre tiran inútilmente la plata, o la amontonan sin usarla.
D'Artagnan lo vio un día encantinarse hacia la iglesia de Saint Leu, y lo siguió instintivamente: entró en el lugar santo después de haberse atusado el mostacho y estirado su perilla, lo cual anunciaba de su parte las intenciones más conquistadoras.
Y las energías conquistadoras del soriano, exigíanle un acto de posesión.
La gloria, poesía de las naciones conquistadoras, nos hacía más llevaderas unas cadenas de que podíamos hacer cirineos a tantos pueblos sometidos, y el metal precioso de la conquista nos las doraba.

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