Ejemplos con chatas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Estas locomotoras, conocidas por algunos ferroviarios como las chatas, eran de cabina única, con lo que volvía a aparecer el problema de la reversibilidad, pero ahora afectando sólo a la máquina.
El vaporcito y las chatas quedaron en la gobernación.
Las hojas, chatas en la base, obtusas, alternas y estipuladas.
Las botellas chatas son características de esta bebida y hoy en día son de color verde para proteger mejor el licor de la luz.
El público del Acuario, al ver junto a los vidrios las chatas cabezas de los animales nadadores, gritaba y movía los brazos, como si pudiera ser visto por sus ojos de estúpida fijeza.
Sus brazos amarillos pasaban enormes fardos de las bodegas de proa y de popa a las chatas embarcaciones.
Entre el muelle y el trasatlántico, un anchuroso espacio de bahía con gabarras chatas para el transporte del carbón abandonadas sobre su amarre y cabeceando en la soledad, vapores de diversas banderas, en torno de cuyos flancos agitábase el movimiento de la carga con chirridos de grúas y hormigueo de embarcaciones menores, veleros de carena verde, que parecían muertos, sin un hombre en la cubierta, tendiendo en el espacio los brazos esqueléticos de sus arboladuras, rugidos de sirenas anunciaban una partida próxima y otros rugidos avisaban desde el fondo del horizonte la inmediata llegada, banderas belgas que en lo alto de un mástil iban a las desembocaduras del Congo, proas inglesas que venían del Cabo o torcían el rumbo hacia las Antillas y el golfo de Méjico, buques de todas las nacionalidades que marchaban en línea recta hacia el Sur, en busca de las costas del Brasil y las repúblicas del Plata, cascos de cinco palos descansando en espera de órdenes, de vuelta de la China, el Indostán o Australia, vapores de pabellón tricolor en ruta hacia los puertos africanos de la Francia colonial, goletas españolas dedicadas al cabotaje del archipiélago canario y las escalas de Marruecos.
El sol baña la plaza y pone gratos resplandores en las torres chatas de la iglesia.
Los cuatro lados que daban sobre el jardín tenían una barandilla entre las chatas columnas que sostenían la techumbre de añejas vigas.
Más allá, sobre el revoltijo de toldos, el tejado de cinc del mercadillo de las flores, a la derecha, las dos entradas de los pórticos del Mercado Nuevo, con las chatas columnas pintadas de amarillo rabioso, en el lado opuesto, la calle de las Mantas, como un portalón de galera antigua, empavesada con telas ondeantes y multicolores que las tiendas de ropas cuelgan como muestra de los altos balcones, en torno de la plaza, cortados por las bocacalles, grupos de estrechas fachadas, balcones aglomerados, paredes con rótulos, y en todos los pisos bajos, tiendas de comestibles, ropas, drogas y bebidas, luciendo en las puertas, como título del establecimiento, cuantos santos tiene la corte celestial y cuantos animales vulgares guarda la escala zoológica.
Cuando Pepe divisó el sombrío edificio, que con sus muros llenos de ventanas chatas y con rejas, antes parecía cárcel moderna que asilo religioso, las lágrimas se le vinieron a los ojos.
Verá allí aglomeraciones de casas viejas, como las que figuran en las decoraciones teatrales o en los cuadros referentes a la Edad Media, verá allí un variado y grotesco repertorio de balcones, aleros, guardapolvos y barandajes sumamente característicos, verá puertas chatas, paredes barrigonas, ventanas tuertas, pisos cojos y tejados con la cabeza dada a componer, como no los encontrará en ninguna otra parte.
De aquel desván, en donde duerme también el Chato, sale de vez en cuando, por un agujero, la cabeza del niño, y surgen ayes de dolor que, al decir de una de las Chatas, semejan balidos de cordero, y van a perderse sin eco compasivo entre rugidos y risotadas lúbricas de una familia de meretrices y sodomitas, y del mismo desván baja algunas veces el Chato a pedir aceite.
Las Chatas echan cálculos en alta voz sobre cuándo cumplirán la condena.
Las Chatas, muy decidoras, echan cuentas sobre cuál será el establecimiento penitenciario a donde les corresponde ir a cumplir su condena.
De cabeza grande, de facciones chatas, ganchuda la nariz, saliente el labio inferior, en la expresión aviesa de sus ojos chicos y sumidos, una capacidad de buitre se acusaba.
El aire está inmóvil y un hálito abrasador parece desprenderse de aquellas tierras chatas y áridas, cortadas en todas direcciones por los tapiales, los setos vivos y los alambrados de los potreros.
¡Sí!, lancheros, sobre las grandes embarcaciones chatas y negras, colgándose de la cadena que rechina pendiente como una sierpe de hierro del macizo pescante que semeja una horea, remando de pie y a compás, yendo con la lancha del muelle al vapor y del vapor al muelle, gritando: ¡hiiooeep!, cuando se empujaban los pesados bultos para engancharlos en la uña potente que los levanta balanceándolos como un péndulo, ¡sí, lancheros!, el viejo y el muchacho, el padre y el hijo, ambos a horcajadas sobre un cajón, ambos forcejeando, ambos ganando su jornal, para ellos y para sus queridas sanguijuelas del conventillo.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba