Ejemplos con ceñuda

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Allí actuaron vestidos de labradores, con boinas, expresión ceñuda y pantalones de pana, logrando la popularidad.
La contempló Narcisa, ceñuda, como indagando de dónde había sacado aquello , pero ella se apresuró a depositar el tesoro en los hondos bolsillos de Andrés, prometiéndole:.
Había hecho provisión abundante de novelas terribles, y leía a la sazón, con tenacidad salvaje, una con de colores y un título que decía: Allí se hacía servir la comida, y, ceñuda y brava, apenas salía de su escondrijo.
Estaba muy retepeinada y garifa, en previsión de que la hubieran llamado para aceptar benignamente los homenajes del médico, pero había oído los gritos de su mamá, y acudía ceñuda y grave al lugar de la catástrofe.
La vieja se levantó, ceñuda y grave.
Midiéronse, en efecto, instintivamente con la vista, procurando que su mutua curiosidad no fuese advertida, de lo cual resultó una escena muda y expresiva, representada por ella con infantil desenfado, y con reserva ceñuda por él.
Luego fué derramando una lluvia de pétalos por toda la superficie del túmulo, grave y ceñuda, como si cumpliese un rito religioso, acompañando la ofrenda con salutaciones de su pensamiento: A ti, que tanto amaste la vida por sus bellezas y sus sensualismos A ti, que supiste hacerte amar de las mujeres Lloraba mentalmente su recuerdo con tanta admiración como dolor.
Venturita, después de unos días en que no cambió con su marido palabra alguna y aparecía pálida y ceñuda, herida, sin duda, por la violencia que éste había desplegado en la escena que hemos descrito, volvió a ser lo que antes, alegre y decidora unas veces, colérica y caprichosa otras, siempre de palabra aguzada y sarcástica.
Cuando pasábamos juntitos a la acera de enfrente miré a mis balcones, y en uno de ellos vi a que nos cautelosa y un tanto ceñuda.
Lucía, en pie y ceñuda, y con los ojos puestos sobre Sol, a quien turbaba aquel silencio, aguardó apoyada en la silla de hierro, a Juan que, reparando apenas en Sol, venía hacía su prima con las manos tendidas.
El viento seguía calmado, pero la mar, aún alborotada y ceñuda, no quería deponer su braveza, y la aproximación de buques a la costa parecía poco menos que imposible.
La tarde, hosca y ceñuda como la cara de Prim, redobló la furia de los elementos.
El secreto de su muerte lo guardó la tierra, esa madre ceñuda que presencia impasible las luchas de los hombres, sabiendo que grandezas y ambiciones, miserias y locuras, han de pudrirse en sus entrañas, sin otro resultado que fecundar la renovación de la vida.
Bruno, la cual vieron tan afligida, ceñuda y patética, que se exponían al más terrible de los sofiones si se aventuraban a pedir permiso para una salidita.
Toda la huerta que tenía agravios que vengar estaba allí, gesticulante y ceñuda, hablando de sus derechos, impaciente por soltar ante los síndicos o jueces de las siete acequias el interminable rosario de sus quejas.
La curiosidad hizo al tío Frasquito perder la cabeza, y por querer fiscalizarlo todo a un tiempo, ni vio a Bellak, la cabra blanca, cruzar como una flecha el rústico puentecillo, ni a Dinorah caer en el fondo del barranco, ni a Höel precipitarse desesperado en su auxilio, ni a Currita que ceñuda y apretando con inexplicable rabia las varillas del abanico, decía a Butrón muy por lo bajo:.
La vega, silenciosa y ceñuda, les despedía para siempre.
Los hacían entrar, los convidaban a beber y luego les iban hablando al oído con la cara ceñuda y el acento paternal y bondadoso, como quien aconseja a un niño que evite el peligro.
¡Cómo le odiaba la gente! La vega entera alzábase ante él a todas horas, ceñuda y amenazante.
Visanteta sin perder su ceñuda seriedad, levantó los hombros, hizo un gesto de resignación, como diciendo: Que ocurra lo que Dios quiera , y volviendo la espalda al señorito, se fue hacia el comedor.
Delante, las dos niñas con Andresito, Concha malhumorada y ceñuda porque en todo el día no había visto al elegante Roberto, y Amparo muy satisfecha de poder lucir un novio, para molestia de su hermana.
¡A nadie tengo que agradar!Y esforzándose en no llorar, acabó su tocado ceñuda y mal humorada, como quien gasta tiempo en tarea baldía.
Su bellísima frente ceñuda indicaba esta idea: ¿Pero a dónde me llevan estas tías?.
Al regresar y acercarse a la entrada de los Pazos, un remolino de hojas secas le envolvió los pies, una atmósfera fría le sobrecogió, y la gran huronera de piedra se le presentó imponente, ceñuda y terrible, con aspecto de prisión, como el castillo que había visto soñando.
Cesó la respiración, como un reloj que se para, y al semblante del anciano infeliz, sustituyó una máscara tranquila e imponente, y a la expresión de dolor, una gravedad ceñuda, detrás de la cual, donde antes moraba el pensamiento, no había ya nada, absolutamente nada.
Conmovidos y aterrados, contemplamos el semblante de doña María, que reclinada en el sillón, con la barba apoyada en la mano, silenciosa, ceñuda primero como una sibila de Miguel Ángel, y conmovida después, pues también las montañas se quebrantan al sacudimiento del rayo, derramó lágrimas abundantes.
Doña María, profundamente indignada, silenciosa, ceñuda, parecía una sibila de Miguel Ángel.
Por eso en la noche a que nos referimos al comienzo del capítulo, se le veía apartado, contra su costumbre, de la adorada y adorable , y a ésta, muy tiesa y severa, nada complaciente con el buen doctor y tan ceñuda como un niño a quien se ha negado un juguete.
Recién comencé a ver claro y explicarme la actitud indiferente, reconcentrada, ceñuda de mi compadre durante toda la junta.
, y conocí en ella a la del Tuerto, pero más oscura, más triste, más ceñuda que nunca.

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