Ejemplos con cadenciosa

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Es más elegante o de salón, cadenciosa, se baila con los zapatos puestos y un pañuelo.
Hughes es dueño de una pluma cadenciosa y potente en imágenes, hijo directo de la escuela simbolista.
Odres llenas de aceite sobre las que bailaban los aldeanos, cortezas de árboles o plantas colorantes con que se cubrían el rostro, disputas alternadas o una especie de prosa cadenciosa, escrita en versos saturnios o saturninos, formaba el diálogo.
La votación por papeletas se deslizaba lenta, triste, cadenciosa y somnífera, reproduciendo en los espíritus la pesadez atmosférica de la tempestad que sobre el Congreso se cernía.
Día y noche se le oía la perorata cadenciosa y lúgubre: arengaba a sus imaginarias tropas, vencía y aprisionaba a Lorente, llevábale arrastrando por valles y montes hasta la torre de Pepo, encerrado allí el vencido monstruo, le imponía los sutiles castigos por series de mil años, hasta que, cansado de inventar horrores, volvía a los de la realidad y a la tragedia de Alventosa.
Entre las dos vertientes, a la orilla del río entintado por la arcilla ferruginosa, se alzaba el edificio de la ferrería, roja de medio abajo, de medio arriba negra, despidiendo humo denso a todas horas, harto parecida a un monstruo iracundo, por su respiración cadenciosa y los ruidos espantables que acompañaban sus funciones: el bullicio medroso de la turbina en lo más hondo, el martilleo con estridores metálicos arriba, y el soplido ansioso del fuelle.
A poco sonó una tos sospechosa, no era la pulcra, perfumada y cadenciosa tos del tío Frasquito, sino una tos asmática, tos de viejo, que recordaba esos crujidos peculiares que anuncian en las casas ruinosas el próximo hundimiento.
La sangre circula, los miembros adquieren soltura y brío, la apagada pupila brilla con nuevo ardor, y una respiración cadenciosa y enérgica sale del oprimido pecho.
¡Ay! ¡Cómo deseaba tenerla en sus brazos, de cinco a siete de la tarde, en cualquier hotel de las riberas del Atlántico o del Pacífico, bailando al son de una orquesta de negros, cadenciosa y disparatada!.
Íbame pareciendo la de ellos, entre tanto, más dulce y cadenciosa de ritmo cuanto más la oía «sonar».
También me ocupó don Néstor, anciano bajo y grueso, blanco en canas, de cara de luna llena, muy risueño siempre, amable conversador de ancha y roja boca, cuyos labios carnosos y sensuales relucían húmedos como besando las palabras que modulaba no sin gracia con una especie de cadenciosa melopea.
y la voz, cadenciosa y hombruna, que, por una fascinación ejercida por este conjunto de singularidades plásticas, más me parecía efecto inmediato de la luz de los ojos que formada al modo de todas las voces humanas.
Después que miró a su alrededor, hizo una seña de atención con las manos, y pronunció una viva arenga con la entonación gutural y cadenciosa de un canto, gesticulándola además con tal extravagancia de contorsiones y de brincos, que parecía un demente: de cuando en cuando golpeaba fieramente sobre la tierra como en señal de poder: disparó al aire dos flechas, una tras otra, con una rapidez sorprendente, y concluyó por arrojar a una distancia prudente sus armas, tomando el lío que tenía a sus pies y alargándolo hacia los extranjeros.
En los convites y danzas dejaba oír su voz, ora dulce y cadenciosa, ora arrebatada y vehemente, exaltada por la pasión salvaje.
En algunos, la mirada se enternecía como si estuvieran escuchando insólita serenata, cadenciosa, suave, añorante.
Una calma completa reinaba en derredor: todos dormían, oyéndose sólo la respiración cadenciosa de mi gente.
Hay oradores que se distinguen por su facundia, otros por su facilidad en dar vuelta una razón: éstos, por la igualdad cronométrica de su dicción, aquéllos, por la entonación cadenciosa, la generalidad por el poder de sus pulmones para sostener, lo mismo que si fuera una nota de música, la sílaba que remata el discurso.

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