Ejemplos con cabeza

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Al anochecer ,- los niños pobres ,- calleja miserable ,- jugar a asustarse ,- fingirse mendigos ,- echarse un saco a la cabeza ,- hacerse el cojo.
Uno se echa un saco a la cabeza, otro dice que no ve, otro se hace el cojo.
Platero ,- alzar la cabeza ,- intentar huír por dondequiera ,- seguir girar ,- cantar y reír.
Pasar el invierno ,- silencioso ,- la cabeza ,- el plumón ,- al entrar ,- la primavera ,- cantar ,- voz quebradiza.
El invierno, tú te acuerdas bien, lo pasó silencioso, con la cabeza escondida en el plumón.
Platero, de vez en cuando, deja de beber y levanta la cabeza como yo, como las mujeres de Millet, a las estrellas, con una blanda nostalgia infinita.
Se fueron los dos, lentos y tristes, por el arroyo seco que baja del pueblo, volviendo la cabeza al brillante huír de nuestro tropel.
Platero ,- ver las vistas ,- meter la cabeza ,- por jugar.
Platero alza la cabeza al cenit levantándose sobre las patas, huye, se revuelve.
Ahora caigo en la cuenta que cuando leo las oraciones en latín, que no entiendo jota, no me duelen los ojos ni la cabeza.
Pues no puedo leerlo sin que se me levante dolor de ojos y de cabeza.
Mientras Belarmino continúe recogido en esta mansión hospitalaria, mientras nada le falte pare cubrir sus necesidades, mientras no se le estorbe en su manía de leer lo que no entiende y de comunicarse con algunas personas, aliviando por eliminación el peso de los disparates que se le acumulan en la cabeza, mientras dure esta situación presente, todo irá a pedir de boca.
Tenía las manos apoyadas en los muslos, con los codos sacados hacia adelante, el torso erguido, el cuello estirado, la cabeza desviada en leve escorzo de melancolía y desdén, el cigarro puro olvidado y periclitante en un ángulo de la boca.
Cuando mi padre se entregó al delirio poético amatorio en presencia de la duquesa, yo, presa del terror, abatí la cabeza y pensé: La señora nos suelta los perros y salimos de estampía.
Su erudición, disparatada y pintoresca, la había adquirido oralmente, como los griegos, bajo los pórticos compostelanos, entre estudiantes, gente ociosa y pícara, quienes, lo declaro con rubor, por reírse de él, dándole pábulo a su manía, le abarrotaban la cabeza con noticias y noticiones históricos y literarios, unos ciertos, otros inventados.
A la mañana siguiente, con la cabeza que tan pronto le pesaba al modo de una bola de granito, como sentía que se le escapaba de sobre los hombros, cual vedija de humo, Belarmino salió a la puerta del establecimiento para despejarse.
Dábase golpes en la cabeza, requiriendo socorro y consejo de su habitante interior, pero el Inteleto estaba distraído o ausente y no acudía al llamamiento.
Le harían trabajar de la mañana a la noche, y aun de noche, como él había hecho trabajar a sus oficiales en épocas de prosperidad económica, antes de que aquella personilla exigente que llevaba alojada dentro de la cabeza, o sea el Inteleto, hubiera dado imperiosa cuenta de sí, distrayéndole del negocio.
A unas personas se les colma de sopetón la vasija, y caen dormidas en un sueño inerte y sin ensueños, luego la vasija se va desaguando con regularidad, y en las tempranas horas mañaneras la cabeza se halla vacía, limpia, despejada y el cuerpo con anhelo de ejercicio.
La cabeza, o depósito del sueño, es como una vasija con un pequeño desagüe.
Tal fué la bomba de dinamita que don Angel Bellido hizo estallar sobre la mansa cabeza de Belarmino y la frente arisca de Xuantipa.
Belarmino permanecía baja la testa, de precoz calvicie, un haz de luz venía al soslayo a clavarse en ella, como una espada en la cabeza de un mártir.
Quería preguntarte una pequeña cosa que me ha venido anoche a la cabeza.
Lario examina el dibujo, y exclama, despojándose del sombrero, meneando la cabeza y rascándose el colodrillo:.
¿Qué otra cosa es la inteligencia normal humana sin tentación al desorden y torpeza de coordinación? Apenas levanta la cabeza, el hombre trastrueca todo el bien concertado sistema de finalidades con que el universo se sustenta en equilibrio, y él mismo se erige centro del universo y foco de todas las finalidades.
No sabiendo qué decir, permanecí con la cabeza gacha y los ojos fijos en un punto, que por ventura resultó ser el retrato del relicario.
Como si por un raro don de receptividad inmediata, frecuente en los duólogos íntimos e intensos, don Guillén hubiera trasegado en su cabeza mi pensamiento, dijo:.
Y torciendo la cabeza hacia mi lado:¿Qué mira usted, el marco? Es un relicario del siglo XV, una joya.
Estaba vestido de paisano, revuelta la pelambre, que, embebiendo el claror, le hacía halo en torno a la cabeza.
Estaba con la cabeza baja y el pensamiento en lejanía.

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