Ejemplos con bello

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La ha reconocido el hecho de esta consagración mediante la publicación de un bello tomo de por el autor mismo, magnífico homenaje de los Estados Unidos a la moderna poesía española.
Mi mujer me recibe con besos amorosos, y ella murmura: que tenemos de la buena suerte, ellos nos han hecho un bello regalo de un salmón demasiado grande, el cual, como no habríamos comido, yo lo he vendido por cuarenta pesetas.
El final del capítulo traspasa ya los lindes de lo bello, y empieza a rayar en los de lo sublime.
Con soberana indiferencia y fuerza hercúlea cargó en sus hombros el bello bulto inanimado, y separando al marido de un vigoroso empujón, tomó escalera arriba, no parando hasta depositar la preciosa carga en un sofá de la estancia mortuoria.
¡Id, inspiradas MUSAS, y cogiendo del oloroso mirto, laurel bello y rosas purpurinas, tejed en honor de CERVANTES inmortales coronas! PAN, y vosotros, SILENOS, FAUNOS y alegres SÁTIROS, danzad en la alfombra de los umbrosos bosques, en tanto que las NEREIDAS, las Náyades, las bulliciosas ONDINAS y juguetonas NINFAS, esparciendo mil aromosas flores, embellecerán con sus cantos la soledad de los mares, las lagunas, las cascadas y los ríos, y agitarán la clara superficie de las fuentes en sus variados juegos.
Mejora y alivia el contacto constante de lo bello.
Yo vengo aquí a recordar sus doctrinas, su bello y magnífico ideal: la República con todos y para el bien de todos, la República de ojos abiertos y sin secretos, la República equitativa y trabajadora, ancha y generosa, altar de sus hijos y no pedestal de ellos, la República cuya primera Ley fuera el amor y el respeto mutuo de todos los derechos del hombre, la República culta, con los libros de aprender al lado de la mesa de ganar el pan, la República con su templo orlado de héroes, la República sin camarillas, sin misterios y sin calumnias, ¡la República! y no la mayordomía espantada o la hacienda lúgubre de privilegios y monopolios irritantes, la República justa y real en donde fuera un hecho el reconocimiento y la práctica de las libertades verdaderas.
Una viejita, que venía apoyada en su palo, le trajo un escapulario de la Virgen, y una guapa muchacha, con un hijo a la espalda y otro en brazos, llegó con su marido, que era un bello mancebo, a la cabeza de la mula, puso al indito en alto para que le diese la mano al caballero bueno , y muchos venían con jarras de miel cubiertas con estera bien atada, u otras ofrendas, como si pudiesen dar para tanto las ancas de la caballería, muy oronda de toda aquella fiesta, y otro viejito, el padre del lugar, mi señor don Mariano, que jamás había bebido de licor alguno, aunque él mismo trabajaba el de sus plantíos propios, llegó, apoyado en sus dos hijos, que eran también como senadores del pueblo, y con los brazos en alto desde que pudo divisar a Juan, y como si hubiera al cabo visto la luz que había esperado en vano toda su vida: Abrazarlodecía.
Y hoy veo que sus labios piden besos y los van a dar, y que todo su gallardo cuerpo no está sólo destinado a la especulativa contemplación, con la inmóvil e impasible tranquilidad de la estatua, sino a que el alma enamorada palpite y se estremezca en todo él haciéndole mil veces más bello y deseable.
Acisclo, ora porque así lo sintiesen, todos convenían en que el muerto había sido lo que se llama un bello sujeto, lleno de discreción y de bondad, y hasta santo, entendiendo cada cual la santidad a su manera.
¡Como quier que se tome, el tiempo anda lo mismo! Sin embargo, el Cómputo Eclesiástico me parece más bello y consolador que ningún otro.
Montañesas, gallegas, asturianas y demás variedades del bello sexo macizo, conferenciaban sobre economía culinaria en las avenidas de los mercados.
Y todo esto, os lo repito, , pues el interés pasado no se llama , tiene un nombre más bello y santo: se llama.
Es más, yo no podría acercarme al bello sexo para estudiar sus , sin correr grave riesgo de enamorarme.
Más tuvo que luchar Washington para no dejarse arrastrar por el vulgo, que para conquistar su gloria inmarcesible, y en tales momentos es cuando debe apreciar el hombre recto, en todo lo que vale, la fortaleza de los que se resisten a exigencias del momento, prestando fidelidad a los eternos principios de lo bueno y de lo bello.
Los embromados del teatro Real se cobran con usura de todo el daño que allí recibieron del bello sexo.
Al estrecharla, don Pedro no pudo dejar de notar las bizarras proporciones del bello bulto humano que oprimía.
Estúvola la reina mirando por un buen espacio, sin hablarle palabra, pareciéndole, como despues dijo a su camarera, que tenia delante un cielo estrellado, cuyas estrellas eran las muchas perlas y diamantes que Isabela traia, su bello rostro y sus ojos el sol y la luna, y toda ella una nueva maravilla de hermosura.
Fui recogiendo la soga que enviábades, y, haciendo della una rosca o rimero, me senté sobre él, pensativo además, considerando lo que hacer debía para calar al fondo, no teniendo quién me sustentase, y, estando en este pensamiento y confusión, de repente y sin procurarlo, me salteó un sueño profundísimo, y, cuando menos lo pensaba, sin saber cómo ni cómo no, desperté dél y me hallé en la mitad del más bello, ameno y deleitoso prado que puede criar la naturaleza ni imaginar la más discreta imaginación humana.

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