Ejemplos con barbero

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

—El barbero de éste toca la guitarra en un rincón, y diez o doce señoritas, vestidas con trajes de lana, y sin guantes ni prendidos, forman la femenil constelación del sarao.
Bien está todo eso replicó don Quijote, pero quédense los zapatos y las sangrías por los azotes que sin culpa le habéis dado, que si él rompió el cuero de los zapatos que vos pagastes, vos le habéis rompido el de su cuerpo, y si le sacó el barbero sangre estando enfermo, vos en sanidad se la habéis sacado, ansí que, por esta parte, no os debe nada.
Llegada, pues, la hora que le pareció, entró en el pueblo, y en la casa de don Quijote, la cual halló toda alborotada, y estaban en ella el cura y el barbero del lugar, que eran grandes amigos de don Quijote, que estaba diciéndoles su ama a voces:.
Sepa, señor maese Nicolás que éste era el nombre del barbero, que muchas veces le aconteció a mi señor tío estarse leyendo en estos desalmados libros de desventuras dos días con sus noches, al cabo de los cuales, arrojaba el libro de las manos, y ponía mano a la espada y andaba a cuchilladas con las paredes, y cuando estaba muy cansado, decía que había muerto a cuatro gigantes como cuatro torres, y el sudor que sudaba del cansancio decía que era sangre de las feridas que había recebido en la batalla, y bebíase luego un gran jarro de agua fría, y quedaba sano y sosegado, diciendo que aquella agua era una preciosísima bebida que le había traído el sabio Esquife, un grande encantador y amigo suyo.
Él se lo contó todo, con los disparates que al hallarle y al traerle había dicho, que fue poner más deseo en el licenciado de hacer lo que otro día hizo, que fue llamar a su amigo el barbero maese Nicolás, con el cual se vino a casa de don Quijote,.
No, señor dijo el barbero, que también he oído decir que es el mejor de todos los libros que de este género se han compuesto, y así, como a único en su arte, se debe perdonar.
Es dijo el barbero las Sergas de Esplandián, hijo legítimo de Amadís de Gaula.
Este que viene dijo el barbero es Amadís de Grecia, y aun todos los deste lado, a lo que creo, son del mesmo linaje de Amadís.
Éste es respondió el barbero Don Olivante de Laura.
Éste que se sigue es Florimorte de Hircania dijo el barbero.
Éste es El Caballero Platir dijo el barbero.
Pues yo le tengo en italiano dijo el barbero, mas no le entiendo.
Todo lo confirmó el barbero, y lo tuvo por bien y por cosa muy acertada, por entender que era el cura tan buen cristiano y tan amigo de la verdad, que no diría otra cosa por todas las del mundo.
No, señor compadre replicó el barbero, que éste que aquí tengo es el afamado Don Belianís.
Por tomar muchos juntos, se le cayó uno a los pies del barbero, que le tomó gana de ver de quién era, y vio que decía: Historia del famoso caballero Tirante el Blanco.
Así será respondió el barbero, pero, ¿qué haremos destos pequeños libros que quedan?.
Éste que se sigue dijo el barbero es La Diana llamada segunda del Salmantino, y éste, otro que tiene el mesmo nombre, cuyo autor es Gil Polo.
Este libro es dijo el barbero, abriendo otro Los diez libros de Fortuna de Amor, compuestos por Antonio de Lofraso, poeta sardo.
Púsole aparte con grandísimo gusto, y el barbero prosiguió diciendo:.
Este grande que aquí viene se intitula dijo el barbero Tesoro de varias poesías.
Éste es siguió el barbero El Cancionero de López Maldonado.
La Galatea, de Miguel de Cervantes dijo el barbero.
Que me place respondió el barbero.
Cansóse el cura de ver más libros, y así, a carga cerrada, quiso que todos los demás se quemasen, pero ya tenía abierto uno el barbero, que se llamaba Las lágrimas de Angélica.
Uno de los remedios que el cura y el barbero dieron, por entonces, para el mal de su amigo, fue que le murasen y tapiasen el aposento de los libros, porque cuando se levantase no los hallase quizá quitando la causa, cesaría el efeto, y que dijesen que un encantador se los había llevado, y el aposento y todo, y así fue hecho con mucha presteza.
Es, pues, el caso que él estuvo quince días en casa muy sosegado, sin dar muestras de querer segundar sus primeros devaneos, en los cuales días pasó graciosísimos cuentos con sus dos compadres el cura y el barbero, sobre que él decía que la cosa de que más necesidad tenía el mundo era de caballeros andantes y de que en él se resucitase la caballería andantesca.
Es, pues, el caso que el yelmo, y el caballo y caballero que don Quijote veía, era esto: que en aquel contorno había dos lugares, el uno tan pequeño que ni tenía botica ni barbero, y el otro, que estaba junto, sí, y así, el barbero del mayor servía al menor, en el cual tuvo necesidad un enfermo de sangrarse y otro de hacerse la barba, para lo cual venía el barbero, y traía una bacía de azófar, y quiso la suerte que, al tiempo que venía, comenzó a llover, y, porque no se le manchase el sombrero, que debía de ser nuevo, se puso la bacía sobre la cabeza, y, como estaba limpia, desde media legua relumbraba.
Causó risa al licenciado la simplicidad del ama, y mandó al barbero que le fuese dando de aquellos libros uno a uno, para ver de qué trataban, pues podía ser hallar algunos que no mereciesen castigo de fuego.

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