Ejemplos con baños

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Construyó la iglesia de San Juan de Baños en Palencia y ofreció una corona votiva a Dios perteneciente al famoso tesoro de Guarrazar.
En el ángulo oriental se localizan varias dependencias, al sur está el gran salón de la sacristía y al norte se encuentra una de las zonas que más ha sufrido cambios, lo que antes era un gran salón, se intervino para generar nuevos espacios que requería el edificio, se excavó en el suelo para luego crear un semisótano donde se ubicaron las áreas de servicios, como aseo, baños, entre otros, luego, sobre estos, en un segundo piso o mejor dicho en un entrepiso se ubicó la Sala Capitular y una sala auxiliar.
A los baños, tres mujeres debaten carácteres y defectos de sus maridos respectivos.
Una mañana se encaprichó en ir a ver la pastillería, y presenció el nacimiento de dos o tres mil pastillas y bombones, otra quiso visitar las subterráneas galerías que encierran los inmensos depósitos del agua, y los formidables tubos por donde asciende a alimentar los baños del establecimiento termal.
Más que techos de templos cristianos, parecían remates de baños orientales.
Miranda hubo de beber las aguas hirvientes y enérgicas de la , sometiéndose a la vez a un complicado sistema de afusiones locales, baños y duchas, mientras la anémica absorbía a pequeñas dosis la picante linfa, gaseosa y ferruginosa del manantial de las.
Mas desgraciadamente para Perico, los baños de mar, que al pronto aliviaron a su hermana, concluyeron, cuando abusó de ellos y quiso nadar y meterse en dibujos, por abrir brecha en su débil organismo, y comenzó a cansarse otra vez, a despertar bañada en sudor, a sentir desgano, al par que comía vorazmente raros manjares.
Indudablemente, su marido de usted, detenido por una circunstancia cualquiera, que no hace al caso, se quedó en Venta de Baños anoche.
No era muy genuino, ni muy aromático el del fondín de Venta de Baños, y con todo eso, al introducir en sus labios por vez primera la cucharilla, al sentir el leve amargor y el tibio vaho que la penetraban, experimentó Lucía hondo estremecimiento, algo como una expansión de su ser, cual si a un tiempo se abriesen sus sentidos, semejantes a capullos de arbusto que a la vez florecen todos.
Detúvose al cabo el tren en Venta de Baños, y las luces de la estación mostraron su encendida pupila a través de la niebla leve de sosegada noche de otoño.
En la proa y la popa alojamientos de marineros, hospitales, almacenes de útiles de navegación, cocinas para los emigrantes, y entre ambos extremos, camarotes y más camarotes para la gente de primera clase, peluquerías, baños y gabinetes de aseo por todos lados.
¡Qué enorme!, ¡todo qué enorme! Y esto mirando solamente los barrios privilegiados, el castillo central del buque, con sus recovecos, escaleras, baños, gabinetes de aseo y tubos de calor y de frío.
En el mes de septiembre, cuando terminó la temporada de baños, que en la villa era animada, y comenzaba en el campo la de la caza, Gonzalo se trasladó con la familia a Tejada.
Las novelas, y una señora azafata de la reina que había estado a tomar baños en Sarrió, le habían sugerido aspiraciones fantásticas, un anhelo de vivir en aquella atmósfera brillante.
A los nueve baños, las úlceras estaban cerradas.
Mientras en la Europa bárbara de los francos, los anglonormandos y los germanos el pueblo vivía en chozas y los reyes y barones anidaban en castillos de rocas ennegrecidos por las hogueras, comidos por parásitos, vestidos de estameña y alimentados como los hombres prehistóricos, los árabes españoles levantaban sus fantásticos alcázares, y, como los refinados de la antigua Roma, reuníanse en los baños para conversar sobre cuestiones científicas o literarias.
Nadie la conocía en el país: habíase establecido aquel verano en un caserío muy bien acondicionado, cerca de los baños de San Juan, y veíasela a menudo desde el camino pasear por la huerta acompañando a un caballero muy gordo, al parecer idiota, que lanzaba gritos extraños y tristes risotadas, y no se movía de un carrito de que tiraba a veces un borriquillo pequeño, otras un criado, algunas, con bastante frecuencia, la misma señora.
Volaba el por la carretera, dejando atrás los baños de San Juan, el caserío de Juin-Torrea emboscado en sus jardines, el convento de Santa Cruz encaramado en su monte, el palacio ruinoso de la Florida en que Juan Jacobo Rousseau en persona presidió más de un conciliábulo de enciclopedistas.
¡Adios, noches del Prado, tardes de la Fuente Castellana, mañanas del Retiro! ¡Adios, sol de la Mancha, luna de Julio, horchata de chufas, pretendientes que concurrís a los cafés, bailes del , baños del ex-Manzanares!—¡Hasta las Ferias, si el tiempo lo permite!.
, nada que solace los sentidos!—Los teatros, cerrados o convertidos en baños rusos, llenos de pretendientes, y dando las funciones sobrantes de la temporada: los cafés.
, suspensas: el Gobierno, aletargado, las mujeres de primera fuerza, en Biarritz, las personas que más se aman y se necesitan, hablándose a tres pasos de distancia, a fín de no derretirse mútuamente, el Prado, hirviendo en un gentío que se queja del mal día que ha pasado y busca en un paseo de trescientos metros frescura y espansión para diez mil pulmones, el tabaco, que reseca, el vino, que estraga, la comida, que sienta mal, el amor, que está vedado en , la cama, que brinda con una vigilia espantosa, y no más baños que el río Manzanares o un pilón del tamaño de un ataud!.
O bien me imaginé un baile improvisado en una Casa de Baños, donde todos se desconocen, donde brotan tan súbitas y ardientes las simpatías, donde cada cual es distinguido por su buena educación, por su gracia, por su figura, por su caridad, por su elegancia, por todo menos por su nombre.
¡No nos escribas más cartas acerca de los valles y montañas de Santander!—¿Qué pueden interesar ya a los suscritores de las delicias del campo, ni los baños de Ontaneda, ni los de mar, ni los saltos de los pasiegos, ni las apuestas de los barreneros de esas minas, ni las proezas de los tiradores de , ni los triunfos de los jugadores de , si el verano puede darse por concluido, si pasado mañana principia el otoño, si nadie piensa ya en los placeres de la naturaleza, si todos suspiran ya por los placeres del arte, si no hay quien desee salir de Madrid, si, por el contrario, los que salieron están preparándose a volver, y si tú mismo comienzas a aburrirte y a echar de menos la vida de la sociedad?.
Me voy a Burdeos con mi marido, pasan meses y meses, llega el verano y nos vamos a pasar una corta temporada en Royan, un pueblo de baños de mar.
Paco, yo bien, ¿y usted? Y doña Silvia y Rufinita, ¿siguen tomando los baños del Manzanares?.
Con cierta timidez, se aventuró Fortunata a decir que su marido debía dejarse de píldoras, y decidirse a ir a San Sebastián a tomar baños de mar.
Yo estaba enferma, y Juárez me dijo que si me iba con él, me llevaría a baños.
El año pasado, cuando estuve de baños, monté en mil aparejos nunca vistos.
Aquella vida era sobrado activa para la cabeza del señorito, sobrado entumecida y sedentaria para su cuerpo, la sangre se le requemaba por falta de esparcimiento y ejercicio, la piel le pedía con mucha necesidad baños de aire y sol, duchas de lluvia, friegas de espinos y escajos, ¡plena inmersión en la atmósfera montés!.
En estos baños, como tengo dicho, suelen llevar a sus cautivos algunos particulares del pueblo, principalmente cuando son de rescate, porque allí los tienen holgados y seguros hasta que venga su rescate.

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