Ejemplos con avasalladora

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

De personalidad muy recia, avasalladora, su música posee gran sentido del ritmo y del color.
El anónimo era creación literaria de Felicita, pintaba, con recargada sensiblería, los amores desgraciados de don Pedrito y Angustias, hasta el instante en que la pasión avasalladora les arrebataba en un torbellino y les impelía al rapto, refería que unos perseguidores desalmados iban a los alcances de los amantes evadidos, con propósito de destruir su felicidad, esbozaba, con trazos al carbón, el cuadro venidero de una doncella sin honor, de todos despreciada, y de un sacerdote indigno, caso que no se les permitiese casarse, y, por epílogo, suplicaba de los Padre dominicos y de los marqueses de San Madrigal que intercediesen con el obispo, con el cual tenían notorio metimiento, para que obligase al descarriado seminarista a cumplir como hombre cabal con la chica.
Las riñas del marido, su carácter irritable, su voluntad avasalladora, perdían toda importancia para ella al pensar en su fidelidad.
Me siento predicador, , reconozco en mí la virtud convincente y avasalladora que ha sido la fuerza de todo apostolado.
Porque Sacramento no cayó al adulterio arrastrada por la pasión tardía y avasalladora que acaso puede perdonar cierta soberana grandeza de alma: fue el tipo complejo de la medio malvada, medio enferma, a quien no se mata por infame sospechando que pueda ser irresponsable.
Tal vez no llegase a calcular perversamente, desde los primeros momentos, que la excesiva bondad del noble extranjero pudiera ser en lo futuro amplia bandera que cubriese la torpe mercancía de sus culpas, pero apenas comenzó a verse galanteada por él, comprendió que la pasión que le inspiró, tanto más avasalladora cuanto más tardía, se lo entregaba esclavizado.
Ponte, lector, en situación análoga, haz memoria de si siendo colegial te enamoraste de una primita o de una amiga de tu hermana, recuerda luego si pasados los años de la juventud, y ya hecho hombre, tornaste a pisar los lugares donde, al conocerla, sentiste o creíste sentir amor, deja que en tu alma, tal vez vieja y gastada, reverdezca aquella primavera de tu mocedad, adórnala de reminiscencias dulcísimas, y entonces ¡sólo entonces! comprenderás cómo la fantasía de don Quintín se deleitó en recordar la que a él se le antojaba pasión avasalladora.
Antes, al pensar en beldades deseadas y no poseídas, siempre le dominó el encanto de la forma: ahora sus sentidos parecían aletargados, y en cambio el ansia de perfecciones morales surgía potente y avasalladora.
Cuando te agregas en la calle a una muchedumbre a quien un impulso de pasión arrebata, sientes que, como la hoja suspendida en el viento, tu personalidad queda a merced de aquella fuerza avasalladora.
La realidad avasalladora triunfaba mostrándole bellezas y ahuyentándola de suplicios.
Y hasta los más desconfiados tuvieron que ce-der frente a la avasalladora inteligencia de Fer-nando.
Tal era la avasalladora energía de las palabras de Quiroga, tan imponente su fisonomía, que el incrédulo bajó la vista aterrado y por largo tiempo nadie se atrevió a despegar los labios.
Otra forma de engaño, de las que usurpan la autoridad de la razón en el gobierno de nuestras ideas, es la que podría calificarse, en cierto modo, de contraria a la que acabamos de considerar: el entusiasmo y fervor que se encienden, inopinadamente y con fuerza avasalladora, en la dolosa práctica de una fe mentida.
Pero, no satisfecha con los auxilios del arte, esta idea avasalladora requiere los de la ciencia, y los de distintos géneros de acción.
Así, una soberana idea, una avasalladora pasión, que ganan la cúspide de nuestra alma, influyen, en nuestros pensamientos y obras, mucho más allá de su directo y aparente dominio, y si bien no alcanzan nunca a sojuzgar del todo las discordancias y contradicciones que nos son connaturales, participan a menudo en lo que parece más ajeno y remoto de sus fines.
Preciso es convenir en que el secreto de la eficacia del genio es, a menudo, esta avasalladora obsesión, la fuerza implacable de una idea que ha clavado la garra en una conciencia humana.
Tener conciencia clara del carácter de las facultades propias, cuando una avasalladora norma exterior impone modelos y procedimientos, por todos acatados, es punto de observación difícil, y orientarse según los datos de esa misma conciencia, cuando ellos pugnan con los caracteres que halagan a la afición común y a la fama, suele ser acto de resolución heroica.
Infinito en objetos y diferencias el amor, todas éstas participan de su fundamental poder y eficacia, pero aquel género de amor que propaga, en lo animado, la vida, aquel que, aun antes de organizada la vida en forma individual, ya está, como en bosquejo, en las disposiciones y armonías primeras de las cosas, con el eterno femenino que columbró en la creación la mirada del poeta, y la viril energía inmanente que hace de complemento y realce a aquella eterna gracia y dulzura, es el que manifiesta la potestad de la pasión de amor en su avasalladora plenitud, por lo cual, como cifra y modelo de todo amor, para él solemos reservar de preferencia este divino nombre.
Experimentas una sensación, pasa de ti, otras comparecen que borran su dejo y su memoria, como una ola quita de la playa las huellas de la que la precedió, y un día que sientes que una pasión, inmensa y avasalladora, rebosa de tu alma, induces que de aquella olvidada sensación partió una oculta cadena de acciones interiores, que hicieron de ella el centro obedecido y amparado por todas las fuerzas de tu ser: como ese tenue rodrigón de un hilo, a cuyo alrededor se ordenan dócilmente las lujuriosas pompas de la enredadera.
Diego, adquirió determinadas líneas, una fijeza de elementos que hasta entonces en vano se pretendía buscar en él, ya no fue mudable aquel ánimo, no iba y venía aquella voluntad avasalladora, pero insegura, de cien en cien propósitos.
Al principio nada la extrañaron los extremos de cariño de su marido, pues dada la triste experiencia que de los humanos tenía, sabía bien que todos los sentimientos son susceptibles de fingirse, y que cuanto más fuertes e instantáneos sean, más facilidades hay para esta superchería, pero poco a poco, a medida que el tiempo transcurría, fue admirándose de que en vez de cesar tales demostraciones hasta convertirse en indiferencia o cortesía helada, parecían adquirir mayor fuerza para transformarse en pasión avasalladora.
Convencidos del radical antagonismo entre la libertad individual y la preponderancia avasalladora de la masa, negamos toda autoridad constituida, ya provenga de la fuerza, ya provenga del número.
Como prueba de su enérgica voluntad avasalladora, óigase lo que la misma Ficóbriga refería poco ha.
¿Qué pasó? -preguntaba ella ansiosamente, poseída de curiosidad febril, olvidada ya de sus propósitos, de cuanto no fuese aquella emoción avasalladora.
La codicia que siempre había dormitado en él, acababa de despertar exigente y avasalladora.
Me siento predicador, El Nasiry, reconozco en mí la virtud convincente y avasalladora que ha sido la fuerza de todo apostolado.
En fin, que allí me abrió las arcas de su alma, confesándome que desde Aránzazu te quiere con pasión grande y avasalladora, y que no puede querer a otro, ni hacer caso de quien le proponga tal absurdo, que aunque le habían dicho que tú también la querías, no podía darlo por cierto mientras tú no te declararas, y que, entre tanto, su destino era esperar, esperar siempre, pues o se casaba contigo o con palma la enterrarían.
El hambre, la miseria, espectros repugnantes que siguen nuestros pasos prontos a lanzarse cual asqueroso reptil sobre el incauto e imprevisor viajero de la vida, para extrujarlo entre sus descarnados y mugrientos brazos y no soltarlo jamás, reteniéndolo en inmundo maridaje, haciéndole aspirar su ponzoñoso aliento dándole el ósculo nupcial que lo conduce a la muerte, no, mil veces no, no pueden ser los determinantes supremos que unan a los proletarios en masa compacta, fuerte, terrible y avasalladora para derribar el organismo burgués y alzarse en negación portentosa para acometer empresa titánica como es el barrer de la superficie de la tierra el germen de la opresión y de la tiranía y allanar los profundos surcos que tantos siglos de régimen ignorantil han cavado en el modo de ser de los humanos.
Luego venía la reacción, fuerte, avasalladora, irresistible, y se enojaba de su cobardía anterior.
Currito salió, pues, de su casa como de estampía, y, según hemos visto, se puso a ejercer su misión avasalladora y morigeradora de mujeres, en defensa y custodia de su hermana la estanquera y del resplandeciente Sol de Tarifa, de quien estaba o aparentaba estar enamorado.

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