Ejemplos con anheles

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En cuanto a Dalila, le dijo el califa: ¡Ahora, ¡oh Dalila! puedes pedirme lo que anheles! Ella besó la tierra entre las manos del califa, y contestó: ¡Oh Emir de los Creyentes! ¡no anhelo de tu generosidad más que una cosa, y es ser reintegrada en el cargo y sueldo de mi difunto marido, el director de las palomas mensajeras! Y sabré llenar estas funciones, pues en vida de mi marido era yo quien, ayudada por mi hija Zeinab, daba de comer a las palomas y les ataba al cuello las cartas y limpiaba el palomar. Y era yo igualmente quien cuidaba el khan grande que hiciste construir para las palomas y que guardaban de día y de noche cuarenta negros y cuarenta perros, los mismos que tomaste al rey de los afghans, descendientes de Soleimán, cuando venciste a aquel soberano.
¡Y yo quiero, además, enriquecerte! Toma, pues, el saco para extraer de él todos los manjares que anheles pero voy a darte también un saco lleno de oro y de joyas de todas clases, para que cuando te halles de regreso en tu país, te hagas mercader en grande escala y puedas atender con exceso a todas tus necesidades y a las de tu familia, sin preocuparte nunca de economizar.
El dijo: ¡Oh madre mía, ya no tienes nada por qué sufrir estando yo de vuelta! ¡No te preocupe, pues, lo más mínimo! ¡He aquí un saco lleno de oro y de joyas! ¡Y la riqueza abunda hoy en la morada! Ella contestó: ¡Oh hijo mío, verdaderamente naciste bendito y afortunado! ¡Concédale Alah sus buenas mercedes y aumente sobre ti sus beneficios! ¡Vé ahora, hijo mío, en busca de un poco de pan para ambos, porque ayer me acosté sin haber comido nada, y esta mañana estoy en ayunas todavía! Y al oír hablar de pan, Juder sonrió, y dijo: La bienvenida y la liberalidad sobre ti, ¡oh madre mía! ¡No tienes más que pedir los manjares que anheles, y te los daré al instante, sin tener que ir a comprarlos al zoco ni guisarlos en la cocina! Ella dijo: ¡Oh hijo mío! ¡el caso es que no veo que tengas nada de comer! ¡Y por todo equipaje no has traído más que esos dos sacos, vacío uno de ellos! El dijo: ¡Tengo todos los manjares que quieras y de todos los colores! Ella dijo: ¡Hijo mío.
En cuanto a Abu-Sir, le dijo e rey: ¡Oh Abu-Sir, ahora quiero que me pidas cuanto anheles, y al instante te será concedido! Abu-Sir contestó: ¡Solamente pido al rey que me envíe a mi patria, porque en adelante me será penoso vivir alejado de los míos, y no tengo ganas de quedarme aquí!.

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