Ejemplos con alpujarreñas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En la Andalucía pre-flamenca las músicas folclóricas estaban fraccionadas a nivel comarcal: seguidillas y sevillanas en el Alto y Bajo Guadalquivir, fandangos en el extremo occidental, fandangos abandolados en la Alta Andalucía y la campiña cordobesa, verdiales en los Montes de Málaga, trovos y músicas alpujarreñas para las tierras altas de Granada y Almería.
Muchas personas se fueron a Castilla, pero su padre Aben Celin se refugió en su señorío de las tierras alpujarreñas.
info - Localidades consideradas alpujarreñas e información sobre ellas,.
Ni era esto todo: aquellos fanáticos islamitas, semibárbaros en su vida externa, místicos y soñadores en lo profundo de su alma, dejábanme entrever, cuando la afectuosidad de una larga conferencia los hacía menos recelosos y desconfiados, esperanzas informes y remotas de que la morisma volviese a imperar en nuestra patria, y entonces, al expresarme la idea que tenían de la hermosura de estos sus antiguos Reinos, celebraban sobre todo la comarca granadina, y, nominalmente, algunas localidades alpujarreñas, avergonzándome de no haberlas visitado, ¡a mí, que las tenía tan cerca del pueblo de mi cuna!.
Con que partamos, y perdonad si ahora sufre una muy larga interrupción la leyenda documentada de ABEN-HUMEYA, -leyenda que es la Historia particular de la Alpujarra como estado autónomo, leyenda mal conocida de la generalidad de las gentes, por la parcialidad de unos escritores, por la ligereza de otros, por las contradicciones que se notan entre ellos y por la escasez de los libros que los ponen en claro, leyenda admirablemente sentida, y sin embargo, desfigurada, en la materialidad de los hechos, por el ilustre Martínez de la Rosa en aquel drama que me atrevo a calificar de Elogio del Rey Morisco, leyenda, en fin, que continuaremos y terminaremos nosotros, confundida con la de ABEN-ABOO, cuando recorramos las fragosidades alpujarreñas y la augusta soledad de Sierra Nevada.
- Todos los cronistas antiguos están contestes, principiando por el historiador musulmán Aben-Ragid, en que los Agarenos no lograron dominar las fragosidades alpujarreñas ni reducir a los cristianos que allí vivían, sino pasados siglos de la batalla de Guadalete y de la ocupación de casi toda la Península por las legiones Africanas y Asiáticas.
No creo yo, sin embargo, que fuera por esto por lo que el egregio autor de El Barbero de Sevilla, Otelo y Semíramis preferiría las magras alpujarreñas a las inglesas y a las prusianas, sino porque su paladar epicúreo habría llegado a advertir lo bien que cae el agrillo del tomate a las ancas del paquidermo de Trevélez, -no curadas a fuerza de sal, y, por consiguiente, irreemplazables para fritas de aquel modo.
Lo que sucede después no es culpa mía, ni tampoco de las uvas alpujarreñas.
== - VI - Singularidad de las montañas alpujarreñas ==.
Las tres y media eran cuando trepamos al fin a la última cadena de montes, y empezaron a aparecer ante nuestros ojos, quiero decir, a nuestros pies, las playas alpujarreñas y las almerienses.
Los caballos, libres ya de todo miedo, no tardaron en recobrar el tiempo perdido, y volaban a su vez en demanda de una fragosa punta, o prolongación de las sierras alpujarreñas, que se adelantaba al remate de aquel angosto arenal, para luchar cuerpo a cuerpo con las olas, cerrándonos completamente el camino.
La naciente luna alumbraba el torreón árabe de la Rábita, sus casas, sus iglesias y los barquichuelos de los pescadores, mientras que a nuestra izquierda se extendía, negra y misteriosa, la mayor de las ramblas alpujarreñas.

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