Ejemplos con aguanté

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Yo me aguanté un par de veces hasta que no pude más, y le dije que su marido no era un gobernante por los votos del pueblo sino por imposición de una victoria.
Como Topete me encargó que entrase de noche, me aguanté fuera hasta que salió el vapor , y supimos la sublevación de la Escuadra al grito de.
Un día y media noche más me aguanté en mi chinchorro, hasta que me cogió don Ramón.
¿Creerá usted que ni tales razones pudieron persuadirme a que dejara mi pacífico y santo retiro? Aguanté, callé y esperé.
Aguanté con indiferencia aquel principio de burla y, como viera mi padrino que no salía de botaratada, sino de necesidad mi compromiso, me dijo que él podía aliviarme del trabajo, tomando por su cuenta cinco de los doce baguales.
pos me aguanté.
No aguanté las ganas y lo copié.
De pronto me dieron ganas de llorar, mas me aguanté.
Aquello podría haberme vuelto loco, pero siempre fui bastante tozudo, así que aguanté y esperé a que llegara mi momento.
ALCALDE.- Silencio... ¡Hola!, te pica, ¿eh? Pues aguanta, hermano, que también aguanté yo, hoy por ti y mañana por mí, cosas del mundo..., y no digo más.
Riendo pues, aguanté aquel primer ataque.
Aguanté en lo posible mi turbulencia, diciéndome las múltiples obligaciones, en las cuales una falla sería luego castigada severamente.
Aguanté un discurso del alcalde de la villa en nombre de todos los agrupados en su derredor, y le solté en pago otro que los dejó aturdidos y me valió un aplauso de la concurrencia, y otra explosión de la murga con el himno de Espartero.
¡Qué horror! Y me aguanté por entonces.
Como Topete me encargó que entrase de noche, me aguanté fuera hasta que salió el vapor Vulcano, y supimos la sublevación de la Escuadra al grito de ¡viva la Soberanía Nacional!».
Un día y media noche más me aguanté en mi chinchorro, hasta que me cogió don Ramón.
Maestro: Pero ¿Cómo hace uno para no fornicar? Yo tuve un tiempo en que me aguanté sin mujer y entonces por las noches me sobrevenían sueños pornográficos y poluciones nocturnas que me estaban descalcificando horriblemente, y de haber continuado con mi abstención sexual, ya hubiera ido a parar al cementerio o a un asilo de enajenados.
Me aguanté, pues, sin protestar, y me vi llevado con los diez individuos a la presencia del Emir de los Creyentes, el califa Montasser Billah.

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