Ejemplos con advertida

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Cayetano de Borbón-Dos Sicilias, padecía epilepsia, no siendo advertida de esta circunstancia la infanta Isabel antes de casarse.
Esta maniobra fue finalmente advertida por Casio que intentó un contraataque desplazando parte de su ejército al sur, hacia las marismas, y fabricando un dique transversal, intentando cortar el ala derecha de Marco Antonio.
Su presencia no siempre puede ser advertida, porque la capacidad de metamorfosearse, hace que vigile subrepticiamente la conducta de los hombres.
Ella, advertida por su padre, un oficial detective, de que no debía hablar con extraños se sintió incomoda ante las preguntas y avances de Bundy.
El combate entre las galeras amenazaba con desatarse, advertida de ello, la escuadra genovesa comenzó a embarcar todo aquello que les pertenecía con el objetivo de marcharse.
En el manga XXX-Holic, una maestra toma la pata de mono de uno de los personajes llamada Yuuko, aunque fue advertida de no tomarla.
Tampoco se acepta el alegato tailandés de que existía un error en los mapas referidos a la zona de Preah Vihear, pues es una regla jurídica establecida que una parte no puede invocar un error como vicio de consentimiento si esa misma parte contribuyó a fijar ese error por su propia conducta, si dicha parte pudo evitarlo, o si las circunstancias eran tales que esa parte estaba advertida de la posibilidad de error.
Una niña que vio a un antiguo líder anglosajón fue advertida por su padre de taparse los ojos para evadir la visión.
Sin embargo, dichas preparaciones fueron interrumpidas por la marina de guerra en la flota ateniense, que había sido advertida de la rebelión.
La situación fue advertida por su pareja, quien alertó a sus familiares y rápidamente lo trasladaron al Hospital Sábato.
Midiéronse, en efecto, instintivamente con la vista, procurando que su mutua curiosidad no fuese advertida, de lo cual resultó una escena muda y expresiva, representada por ella con infantil desenfado, y con reserva ceñuda por él.
Entró a poco una señora con dos niñas, al parecer sus hijas, y una de estas, la más pequeña, fuese a arrodillar junto a Currita en el hueco vacío, mas la madre, advertida sin duda por otra señora que le habló por lo bajo, levantóse prontamente, tocó en el hombro a la niña y apártola de allí.
Rosa, advertida de su presencia, fuese corriendo a ocultar entre los avellanos de las lindes.
Al efecto fue desnaturalizando poco a poco la índole de sus caricias paternales, mas la joven, advertida por la voz salvadora del pudor, sin pensar nada malo de su tío, las evitó instintivamente, no acercándose a él cuando podía pasar sin hacerlo y escapándosele de las manos cuando era forzoso colocarse a su alcance.
Los criados fueron alejados engañosamente, y la portera advertida de que sólo dejase subir a la señora que había de llegar a las tres.
Unas veces tomaba pie de alguna falta advertida en la ropa, botón caído, ojal roto, o cosa semejante.
¿Quién no la ha oído, y quién no la ha admirado en este último caso, cuando habla con el novio desde alto balcón, en el estío, a la hora de la siesta, advertida de que la está oyendo toda la vecindad detrás de las cortinas de cien salas bajas?¡Qué disimulo en las frases! ¡Qué insistencia en unos mismos símiles hasta apurar el concepto! ¡Qué dos conversaciones en una sola, la una aparente y pública, la otra de imaginación a imaginación! ¡Cuán lógica y chispeante la primera, en medio de su fatuidad! ¡Cuán grave y apasionada la segunda! ¡Cómo brilla el ingenio en lo que dice! ¡Cómo relampaguea la pasión en lo que quiere decir! ¡Y qué energía de pensamiento, qué riqueza de fantasía para prolongar indefinidamente un exacto paralelismo entre la imagen y la idea, entre el apólogo y la realidad, entre la y la !.
Ahora, ni sé donde estoy, ni quién es mi dueño, ni adónde han de dar conmigo mis contrarios hados, por lo cual os ruego, señor, siquiera por la sangre que de cristiano tenéis, me aconsejéis en mis trabajos, que, puesto que el ser muchos me han hecho algo advertida, sobrevienen cada momento tantos y tales, que no sé cómo me he de avenir con ellos.
Entró el ama advertida de lo que habia de responder a lo que acerca de aquella criatura la señora que hallaria allí dentro le preguntase.
Todo esto era traza suya, y de todo lo que habia de hacer estaba avisada y advertida Leocadia.
—Bien poca debia de ser, dijo Leonisa, pues no pasaba de cuatrocientos escudos: mas liberal era Ricardo, y mas valiente y comedido: Dios perdone a quien fué causa de su muerte, que fuí yo, que yo soy la sin ventura que él lloró por muerta: y sabe Dios si holgara de que él fuera vivo para pagarle con el sentimiento que viera que tenia de su desgracia el que él mostró de la mia, yo, señor, como ya os he dicho, soy la poco querida de Cornelio, y la bien llorada de Ricardo, que por muy muchos y varios casos he venido a este miserable estado en que me veo, y aunque es tan peligroso, siempre por favor del cielo he conservado en él la entereza de mi honor, con la cual vivo contenta en mi miseria: ahora ni sé dónde estoy, ni quién es mi dueño, ni adónde han de dar conmigo mis contrarios hados, por lo cual os ruego, señor, siquiera por la sangre que de cristiano teneis, me aconsejeis en mis trabajos, que puesto que el ser muchos me ha hecho algo advertida, sobrevienen cada momento tantos y tales, que no sé cómo me he de avenir con ellos.
Quedó la duquesa admirada de la desenvoltura de Altisidora, que, aunque la tenía por atrevida, graciosa y desenvuelta, no en grado que se atreviera a semejantes desenvolturas, y, como no estaba advertida desta burla, creció más su admiración.
Volviéronla a la presencia del lastimado padre, preguntáronle su desgracia, confesó sin apremio que Vicente de la Roca la había engañado, y debajo de su palabra de ser su esposo la persuadió que dejase la casa de su padre, que él la llevaría a la más rica y más viciosa ciudad que había en todo el universo mundo, que era Nápoles, y que ella, mal advertida y peor engañada, le había creído, y, robando a su padre, se le entregó la misma noche que había faltado, y que él la llevó a un áspero monte, y la encerró en aquella cueva donde la habían hallado.
Yo le dije esto de manera que ella me entendió muy bien a todas las razones que entrambos pasamos, y, echándome un brazo al cuello, con desmayados pasos comenzó a caminar hacia la casa, y quiso la suerte, que pudiera ser muy mala si el cielo no lo ordenara de otra manera, que, yendo los dos de la manera y postura que os he contado, con un brazo al cuello, su padre, que ya volvía de hacer ir a los turcos, nos vio de la suerte y manera que íbamos, y nosotros vimos que él nos había visto, pero Zoraida, advertida y discreta, no quiso quitar el brazo de mi cuello, antes se llegó más a mí y puso su cabeza sobre mi pecho, doblando un poco las rodillas, dando claras señales y muestras que se desmayaba, y yo, ansimismo, di a entender que la sostenía contra mi voluntad.
¡Ay, señora mía! respondió la sagaz y advertida Leonela, y ¿qué es lo que quieres hacer con esta daga? ¿Quieres por ventura quitarte la vida o quitársela a Lotario? Que cualquiera destas cosas que quieras ha de redundar en pérdida de tu crédito y fama.
Y, a no estar avisada Camila de Lotario de que eran fingidos aquellos amores de Clori, y que él se lo había dicho a Anselmo por poder ocuparse algunos ratos en las mismas alabanzas de Camila, ella, sin duda, cayera en la desesperada red de los celos, mas, por estar ya advertida, pasó aquel sobresalto sin pesadumbre.
El ama, que ya estaba bien advertida de lo que había de responder, le dijo:.
La advertida ignorancia de su merced, junta a la malicia del mono y a la prevención del hombre entrado en años, aconsejábale no fijar nunca la vista en sus interlocutores, a fin de que no descubriesen las marras de su inteligencia o de su saber, y si la fijaba, era de un modo tan vago, tan receloso, tan solapado, que parecía que aquellas pupilas miraban hacia adentro, o que aquel hombre tenía otros dos ojos detrás de las orejas, como las lagartijas.
Entre tanto, se necesitaba mucha vigilancia y tener advertida a la niña.
Leve la confusión, la inmutación en los rostros, pero honda y advertida mutuamente.

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