Ejemplos con acudía

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El señor Novillo acudía a diario al establecimiento y se dilataba allí varias horas, gran parte del tiempo en el umbral, mirando con disimulo, rendimiento y rubor al balcón florido y pajarero de Felicita Quemada.
Dijérase que el mal, evocado por la voz de su adorador, acudía, se manifestaba tremendo, asombrando a la naturaleza toda con sus anchas alas negras, a cuyo batir pudieran achacarse las exhalaciones asfixiantes que encendían la atmósfera.
¡Pobre madre! Ella acudía a todos, y teníamos un amparo.
Era un excelente engrasador que, apenas notaba un entorpecimiento en la complicada máquina, acudía a remediar la aspereza con su dulzura y sus buenas palabras.
Pero él no se asustaba de nada mientras contase con su cabalgadura infatigable, y montado en ella acudía a todas partes.
La gente acudía para pegar sus oídos con horror a los peñascos desmoronados, creyendo escuchar los gritos implorando auxilio, los gemidos de los infelices que perecían lentamente en la obscuridad de las entrañas de la tierra.
En la fiesta del Corpus y en la de la Virgen del Sagrario, a mediados de agosto, la gente acudía con cántaros al jardín y el señor Esteban permitía que los llenasen en las dos cisternas.
Por la tarde, cuando la mayor afluencia de máscaras y de gente acudía al Prado y a Recoletos, nadie osaba pisar aquel sitio regado de sangre, y llamábanse todos a la acera opuesta, lanzando a la segunda ventana una mirada larga y medrosa.
El viejo dejaba hablar a los hijos, que sabían expresarse con más energía, la viuda acudía acompañada de algún amigo del difunto, decidido protector que llevaba la voz por ella.
El enano don Joselito le divertía mucho, y a él acudía con dudas misteriosas que el malvado pigmeo se apresuraba a resolver, poniéndole de manifiesto secretos tan curiosos como los que descubría a su discípulo el Diablo Cojuelo, el impuro y asqueroso Asmodeo.
Otra serie de consideraciones acudía luego a su mente para absolverla.
Jaime se animaba demasiado, pero el orgullo de ella acudía al punto a refrenar la lengua del galanteador, para lo cual bastaba un leve gesto de impaciencia o de disgusto o una mirada severa.
Mientras el niño acudía al llamado de su maestro eché una ojeada por el salón.
El auditorio se estrechaba, y de las mesas próximas y de los veladores del centro acudía gente, apelmazándose en torno a los bravos contrincantes.
Una penosa idea le acudía de vez en cuando.
Lloraba muy bajito, queriendo hablar y pedir misericordia, nadie acudía en su auxilio, y la lanza le tenía ya atravesado de parte a parte.
La condenada acudía al olor de la leche, y valió que le dio idea de esconderse en el chapeo, que las intenciones bien se las conocí.

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