Ejemplos con acongojado

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Había aprendido Noboa un estilo de escribir y de llevar su existencia que provenía del París de los poetas malditos, pero que casaba perfectamente con lo que él era por naturaleza: un hombre extremadamente sensible, desdeñoso de la ordinariez de las cosas cotidianas, acongojado por afecciones íntimas e ideas sombrías.
La leyenda narra que estando solo y muy acongojado por la situación el joven Cusi Yupanqui se quedó dormido y en sueños se le apareció la imagen del dios Viracocha quien le profetizó su próxima victoria, al día siguiente aparecieron los chancas sobre el cerro Carmenca y bajaron en atropellados escuadrones dando voces y alaridos.
T sen, profundamente acongojado, tomó la Zanpakut de esa mujer y prometío luchar por la justicia sin la necesidad de derramar sangre.
A veces, bajo el influjo de una gran contrariedad, o acongojado por la timidez amorosa, estaba cierto, puesto que recibía la sensación, de que se le erizaban los cabellos del peluquín.
Acongojado y con un nudo en la garganta, Santiuste no sabía qué decir.
Acongojado estaba Juan ante el espectáculo de aquellos martirios, pero no sabía salir del hospital.
Perplejo y acongojado, pregunté a qué sortilegio había llevado a mi casa la discípula de Satán, y él, después de alejarse otro momento para ir a un menester apremiante de su maligna enfermedad, volvió y me dijo: Bien puedes imaginarlo, : es el embrujamiento más terrible, el que contra el mismo Profeta emplearon los , y consiste en lo que se llama.
Murmullo general de aprobación Brusco movimiento de Currita y repentina llamarada de ira, de rabia reconcentrada presta a desbordarse en sus claras pupilas Tras el telón, Butrón sonríe satisfecho y Pulido suspira desahogado, el tío Frasquito, sorprendido y acongojado al ver a su reina destronada, pierde el equilibrio y se agarra al telón, poniendo en riesgo el que guardan sus compañeros: mudos ademanes y miradas furibundas de estos le llaman al orden En la concha, Diógenes hace una mueca que quiere decir: ¡Estáis frescos! , y prosigue riéndose solo La marquesa de Butrón continúa leyendo:.
Tapón se echó a llorar acongojado, empujó por la izquierda el libro de texto, alejó de sí por la derecha la caja de compases, y apoyando la cabeza en ambas manos, quedóse absorto, a través de sus lágrimas, en la contemplación del tintero de peltre que tenía delante.
Pedro acongojado y lívido, como si le acosaran espectros.
Por fin me ví fuera de la ciudad, al principio de aquel camino por donde pasé diez años antes acongojado y lloroso, una fría mañana del mes de Enero.
Era el grito de ¡socorro! de un ser en peligro, el ruego acongojado de un cuerpo dolorido, el mandato imperioso de la naturaleza viva que lucha con la muerte desde el comienzo del mundo.
No se le oía el llanto: veíase únicamente el brillo de los gruesos lagrimones, y el vaivén del acongojado pecho.
Ya no tenemos Penitenciario, no precisamente porque haya pasado a mejor vida, sino porque el pobrecito está desde el mes de Abril tan acongojado, tan melancólico, tan taciturno que no se le conoce.
Sucedióle en ella que, habiendo dado un golpe, se le escapó la espada, ayudando también a ello el sudor de la mano, y acongojado con tal acontecimiento corrió a buscar a algunos de sus amigos, e, incorporado con ellos, volvió a cargar a los contrarios, y registrando el sitio con gran trabajo y esfuerzo, halló por fin la espada entre un cúmulo de armas y entre montones de cadáveres de amigos y de enemigos, sobre lo que el general Paulo hizo de él un grande elogio, y todavía corre una carta de Catón a su hijo, en la que alaba extraordinariamente su gran delicadeza y cuidado en recobrar la espada.
El desorden de aquella estancia y la vista de la triste caja no eran espectáculo propio para volver el sosiego a un espíritu tan acongojado como el suyo.
Éste, desesperado, salió al campo, se arrimó acongojado al tronco de un frondoso árbol donde revoloteaba el pájaro de brillante plumaje al cual le echó miguitas y después de cazarlo le puso en libertad.
Hallábase tan acongojado, que la frase se le retortijó en la garganta, y juzgando que más que las palabras serían elocuentes las actitudes, se hincó delante de su ahijada, y le tomó las manos para besárselas, y luego que pasó un rato en estas mímicas, conmovidos ella y él, pudo articular Relimpio estas palabras:.
Acongojado el artista al verse abandonado lejos de su patria, separado de Brunilda, sin casa, sin haber dejado a la joven indicio alguno para que le diese una cita, expuesto a helarse o a ser robado, en un país desconocido, cuyo idioma no entendía, con diez y ocho mil reales por todo capital, etcétera, etc.
Pero si no me hacía la lujuria tirarme de espaldas o de vientre sobre cardos y abrojos, otra comezón me apuraba y era la de la ganancia que no conseguía, el prurito del medro codicioso, apegado a mi espíritu como sarna heredada o cogida en la penuria miserable de los míos, en aquel hogar tan pobre en su hidalguía, tan acongojado con los apuros de cada cena, de cada par de zapatos, de cada teja que se rompía, de cada árbol que se secaba.
Acongojado escribo que no hubo perdón, y a ratos me pasa por la mente la terrible idea de que para los grandes fines españoles y humanos el no haber perdón ha sido provechoso, pues la causa que con víctima de tal calidad se fortalece es causa ganada, y la que con tan torpe barbarie se envilece causa perdida es.
Pensó la desventurada que después de amortajar a su madre, cerrarle los ojos, poner entre sus manos yertas la bula y la cruz del rosario, y estampar un beso de despedida sobre su frente marmórea, podría desahogar el acongojado pecho rompiendo el dique a las lágrimas.
Acordóse entonces de la predicción del abad de Carracedo, y de tal manera se perturbó su imaginación que se sentó trémulo y acongojado en un asiento, cuando de pronto le pareció oír como a la salida del pueblo de Carucedo un ruido que instantáneamente iba aumentándose.
Separóse de él un instante para disponer una bebida con que pensaba templar la calentura de la enferma aquella noche, y enseguida volvió al lado del acongojado viejo.
Junto a la muerta, cruzados los brazos y balbuciendo algunas oraciones con labios temblorosos luchaba la señora Catalina contra el sueño y el cansancio, en la habitación inmediata, la señora Micaela, rodeada de algunas vecinas y parientes, vestidas de negro, con los ojos enrojecidos, hacía la apología de la pobre difunta con acento trémulo y acongojado.
¡Qué acongojado aspecto ofrecían aquellas casas con los ojos cerrados, y aquellos árboles contraídos y tiritando!.
Levantose Pablo, imitole Nisco, y ambos, después de dar una vuelta maquinal por el cierro, sin hablarse palabra, volviéronse a Cumbrales, mudos también: pensativo, pero no triste, el uno, acongojado, lacio y gemebundo el otro.
En cualquiera de estos casos, ¿cómo, cuándo y por qué camino, si no tenía otra luz para orientarse en el abismo en que se hallaba que el notorio desvío del ingrato? Filtros, adivinaciones, sortilegios, hechicerías por arte del diablo, noticias ciertas, consejos sanos por modo lícito y natural, y, en último extremo, ocasión de desahogo del pecho acongojado, casi en el secreto de la confesión.
Cuando su padre el rey Soleimán-Schah le vió tan pálido y tan acongojado, comprendió que Diadema tenía el alma llena de pesares y zozobras.
-¡Nunca más te vuelvas a jugar! -suplicó ella, con acento tan acongojado, que el hortelano se echó a reír, prometiendo lo que le pedía, a no ser que se viese en estrecho compromiso.

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