Ejemplos con acompañamiento

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Las amigas, al verla llegar con este acompañamiento de reina, palidecían de envidia.
Al cerrar la noche iban acudiendo por distintos caminos los del cortejo, unos en grupos, canturreando con acompañamiento de relinchos y cloqueos, otros solitarios, haciendo vibrar en su boca el zumbido del , un instrumento compuesto de dos laminillas de hierro que gruñía como un moscardón y les hacía olvidar la fatiga de la marcha.
Fortalecido por el contacto de estos dos testimonios de viril ciudadanía, que no le abandonarían mientras viviese, se juntaba con los otros igualmente pertrechados, y empezaba para él la vida juvenil y amorosa: las serenatas con acompañamiento di relinchos, los bailes, las excursiones a las parroquias que celebraban la fiesta de su santo patrón, donde se divertía tirando al galle con certeras pedradas, y sobre todo los , los tradicionales cortejos, la busca de novia, costumbre la más respetable de todas, que daba origen a riñas y muertes.
Miss Mary Gordon, rubia idealista, hija del gobernador de un archipiélago inglés de Oceanía, que viajaba por Europa sin otro acompañamiento que el de una doméstica, le había conocido un verano en un hotel de Munich, y ella fue la que, impresionada, dio los primeros pasos.
No hay duda que los desposados podían alternar con la más selecta sociedad, al menos por su aspecto exterior, pero la mayoría del acompañamiento, el coro, pertenecía a la clase media, en el límite en que casi se funde con la masa popular.
Después vinieron los apretones, los besucones, los pucheros del acompañamiento femenino, y el último encargo, y el último deseo.
Mientras el acompañamiento desfilaba, con lentitud de duelo, por las calles mal empedradas de León, el tren corría, corría, dejando atrás las interminables alamedas de chopos que parecen un pentagrama donde fuesen las notas verde claro, sobre el crudo tono rojizo de las llanadas.
La sumisión cobarde del era la primera victoria de los más audaces que formaban el acompañamiento de Luna.
En torno de la cruz de plata agolpábanse los negros bonetes, las rizadas sobrepellices y las lustrosas chisteras del acompañamiento.
Y los ruidos de la plaza, el reír de las gentes, los gritos que se cruzaban entre los corrillos y la música popular, entraban con el fresco de la noche en el salón de las de Pajares, sirviendo de sordo acompañamiento a la conversación de la tertulia.
Después se asomó al balcón, y vio cómo pusieron la caja en el carro, y cómo se puso en marcha este sin más acompañamiento que el de un triste simón en que iban Juan Antonio y dos vecinos.
En el entierro de la señora de Rubín contrastaba el lujo del carro fúnebre con lo corto del acompañamiento de coches, pues sólo constaba de dos o tres.
Cuando salían del cementerio, entraba un entierro con bastante acompañamiento.
Se despidieron de la autoridad judicial tan ceremoniosamente como habían entrado, con los mismos requilorios de brazo y acompañamiento y muchos ofrecimientos de casa y persona.
Estas tan contrarias muestras y señales tenian suspenso el infinito pueblo que desde la ribera les miraba: bien conocieron por algunas insignias que aquel navío menor era la capitana del baron de Lansac, mas no podian alcanzar cómo el otro navío se hubiese cambiado con aquella poderosa nave, que en la mar se quedaba, pero sacólos desta duda haber saltado en el esquife, armado de todas armas, ricas y resplandecientes, el valeroso Ricaredo, que a pié, sin esperar otro acompañamiento que aquel de un innumerable vulgo que le seguia, se fué a palacio, donde ya la reina puesta a unos corredores estaba esperando le trujesen la nueva de los navíos.
Estando en este deporte y conversacion con la repulgada dueña del y de las , venia por la calle gran tropel de gentes, y creyendo los músicos y acompañamiento que era la justicia de la ciudad, se hicieron todos una rueda, y recogieron en medio del escuadron el bagaje de los músicos, y como llegase la justicia, empezaron a repicar los broqueles y crujir las mallas, a cuyo son no quiso la justicia danzar la danza de espadas de los hortelanos de la fiesta del Córpus de Sevilla, sino que pasó adelante, por no parecer a sus ministros, corchetes y porquerones aquella feria de ganancia.
¿Pues de dónde quereis vos, replicó el otro, que tenga mi autor vestidos morados para doce cardenales? Pues si me quita uno tan solo, respondió el poeta, así le daré yo mi comedia, como volar: ¡cuerpo de tal! ¿esta apariencia tan grandiosa se ha de perder? Imaginad vos desde aquí lo que parecerá en un teatro un sumo pontífice con doce graves cardenales, y con otros ministros de acompañamiento que forzosamente han de traer consigo: ¡vive el cielo que sea uno de los mayores y mas altos espectáculos, que se haya visto en comedia, aunque sea la del !.
Con grande acompañamiento volvió Lope a la ciudad, donde contó a Tomas lo sucedido, y Tomas asimismo le dió cuenta de sus buenos sucesos.
Volvióse a su posada con poco ménos acompañamiento que habia llevado.
Con este acompañamiento, que era mas que el de un catedrático, llegó al patio donde le acabaron de circundar cuantos en él estaban.
Esta respuesta dió la camarera a su hijo, el cual sin detenerse un punto, ardiendo en amor y en celos, se armó de todas armas, y sobre un fuerte y hermoso caballo se presentó ante la casa de Clotaldo, y a grandes voces pidió que se asomase Ricaredo a la ventana, el cual a aquella sazon estaba vestido de galas de desposado, y a punto para ir a palacio con el acompañamiento que tal acto requeria, mas habiendo oido las voces, y siéndole dicho quién las daba, y del modo que venia, con algun sobresalto se asomó a una ventana, y como le vió Arnesto, dijo:.
Era la sala grande y espaciosa, y a dos pasos se quedó el acompañamiento, y se adelantó Isabela, y como quedó sola, pareció lo mismo que parece la estrella o exhalacion que por la region del fuego en serena y sosegada noche suele moverse, o bien ansí como rayos del sol que al salir el dia, por entre dos montañas se descubre: todo esto pareció, y aun cometa que pronosticó el incendio de mas de una alma de los que allí estaban, a quien amor abrasó con los rayos de los hermosos soles de Isabela.
Ésta, señores prosiguió Dorotea, es mi historia: sólo resta por deciros que de cuanta gente de acompañamiento saqué de mi reino no me ha quedado sino sólo este buen barbado escudero, porque todos se anegaron en una gran borrasca que tuvimos a vista del puerto, y él y yo salimos en dos tablas a tierra, como por milagro, y así, es todo milagro y misterio el discurso de mi vida, como lo habréis notado.
Subieron, en esto, al teatro, con mucho acompañamiento, dos principales personajes, que luego fueron conocidos de don Quijote ser el duque y la duquesa, sus huéspedes, los cuales se sentaron en dos riquísimas sillas, junto a los dos que parecían reyes.
Entró dentro, con todo su acompañamiento, y vio tirar en una parte, corregir en otra, componer en ésta, enmendar en aquélla, y, finalmente, toda aquella máquina que en las emprentas grandes se muestra.
Salí, como digo, de la ínsula sin otro acompañamiento que el de mi rucio, caí en una sima, víneme por ella adelante, hasta que, esta mañana, con la luz del sol, vi la salida, pero no tan fácil que, a no depararme el cielo a mi señor don Quijote, allí me quedara hasta la fin del mundo.
Digo, pues, que con todo su acompañamiento llegó Sancho a un lugar de hasta mil vecinos, que era de los mejores que el duque tenía.
Y luego prosigue la historia diciendo que, en acabando de comer don Quijote, el día que dio los consejos a Sancho, aquella tarde se los dio escritos, para que él buscase quien se los leyese, pero, apenas se los hubo dado, cuando se le cayeron y vinieron a manos del duque, que los comunicó con la duquesa, y los dos se admiraron de nuevo de la locura y del ingenio de don Quijote, y así, llevando adelante sus burlas, aquella tarde enviaron a Sancho con mucho acompañamiento al lugar que para él había de ser ínsula.
En fin, su grandeza, su contoneo, su negrura y su acompañamiento pudiera y pudo suspender a todos aquellos que sin conocerle le miraron.
Los otros dos labradores del acompañamiento, sin apearse de sus pollinas, sirvieron de aspetatores en la mortal tragedia.

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