Ejemplos con acentuadamente

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La indisciplina con los cánones consagrados, el apego a lo nacional y castizo, la repulsión a lo advenedizo y exótico, la displicencia para con el medio ambiente, la acritud e inexorabilidad para con los defectos sociales, la audacia satírica para flagelarlas, aun en las más altas esferas, y la osadía para emprender caminos nuevos, se encuentran en todos los literatos extremeños, con tal constancia y uniformidad, que da fisonomía peculiar y acentuadamente personal a nuestro genio literario.
La tenemos gracias a la policía de Hessen: alto, de cejas y cabellos rubios, delgado, de ojos grises y miopes, frente muy abombada y boca acentuadamente estrecha.
Las especies de Gladiolus presentan flores ligera o acentuadamente zigomorfas y hermafroditas.
Dijo Evalo Cabral de Mello: El comportamiento del algodón y de la azúcar explica ahí más acentuadamente que en no hay otra región brasileña, que sea más profundo y fuerte el conflicto entre la nueva y vieja estructura comercial - la del algodón, a favor de la transmigración de la corona a Rio de Janeiro y apertura de los puertos, al mercado británico, e la de azúcar en favor al propósito lusitano.
Y cuando estas tempestades no son metafóricas, cuando real y verdaderamente despliega el mar todas sus furias, y no por excepción, sino constante y diariamente, va educando el mar en los pueblos que le ciñen y sin cesar le hostigan y provocan a desafío, una raza tan entera, tan indomable y tan bravía como los mismos huracanes, cuyo rugido acaricia su sueño, tan áspera como las puntas de la costa, sin cesar invadidas, salpicadas y agrietadas por la deshecha espuma, tan amarga y tan acentuadamente salina en la voz y en los ademanes, como que la comunicaron su penetrante acritud las ondas mismas, tan avezada a mirar la muerte de frente, que ni cabe en su ánimo el temor pueril, ni la alegría insensata, ni el fácil y liviano contentamiento, sino una cierta melancolía resignada, un cierto modo grave, llano y sereno de mirar las cosas de la vida como si fuese palestra continua, en que el brazo se fortifica y se dilata el pecho, y la batalla se acepta cuando viene, sin provocarla estérilmente.

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