Ejemplos con ápices

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los tres sépalos son iguales en tamaño estando soldados por los lados quedando los ápices sueltos, estos extremos sueltos son muy finos y los dos laterales se curvan a cada lado el central se arquea hacia abajo.
, bordes aserrados, ápices agudos, glabras, salvo el nervio central en el envés.
El arreglo foliar es en espiral en los ápices, pero cada hoja es variablemente retorcida en la base, pareciedno que hubiera dos o más líneas.
Las flores son blancas, azules, rosas o lilas, con puntos morados, y se agrupan en los ápices caulinares.
en todos los cormos encontraremos en los ápices de los tallos y las raíces, meristemas primarios responsables del crecimiento primario del esporofito.
Los arquitectos de la Edad Media emplearon esta decoración con mucha frecuencia en la coronación de pináculos y ápices.
Se llama grumo al penacho o florón más o menos abierto que se coloca en los ápices de los gabletes, pináculos y agujas del estilo gótico.
El cruce se caracteriza por rápidos, o lechos superficiales, mientras que en los ápices están las piscinas.
Los tres sépalo son iguales en tamaño estando soldados por los lados quedando los ápices sueltos y forman una especie de gorra, que cubre la columna.
Los ápices son redondeados y a menudo se pierden por la acción del oleaje y las corrientes.
Los ápices suelen marchitarse y el tallo se parte o se quiebra al nivel del.
Los esporófilos de Zamia nacen en filas verticales en estróbilo, y los ápices megasporofitos están facetados o achatados, no espinosos.
Las flores nacen en los ápices de los segmentos nuevos y varían del amarillo pálido al intenso con el estigma de color blanco, rosa o rojo intenso.
Los tres sépaloson iguales en tamaño estando soldados por los lados quedando los ápices sueltos y forman una especie de gorra que cubre la columna.
Los tres sépaloson iguales en tamaño estando soldados por los lados quedando los ápices sueltos, estos extremos sueltos son muy finos y los dos laterales se curvan a cada lado el central se arquea hacia abajo.
Los tres sépaloson iguales en tamaño estando soldados por los lados quedando los ápices sueltos, estos extremos sueltos de los dos laterales se curvan hacia arriba y el central se arquea hacia abajo.
Los egipcios forraron los ápices de sus pirámides con oro y cubrieron sus caras con piedra caliza blanca pulida, aunque han caído muchas de las piedras usadas como acabado o se han usado en épocas posteriores para construir otros edificios.
El coparión difiere del sinusosaurio, por las aserraduras mesiales, pero similares en cuantos en que los dentículos sin los ápices en forma de gancho.
Es un arbolito dioico, inerme, de látex lechoso, hojas simples, coriáceas, alternas, obovadas elípticas, verdes brillants, persistentes, margen dentado-espinuloso, ápices punzantes.
Las hojas son grandes, opuestas, glabras, enteras, y con punta en sus ápices.
Flores liliáceas, dimorfas, inflorescencias en capítulos dispuestos en los ápices de los tallos.
Inflorescencia masculina espiciforme, en panojas ramificadas hacia los ápices de las ramas.
Por tal conducto vino Lucía a saber al dedillo los ápices más menudos del genio y condición de Ignacio, su infancia melancólica y callada siempre, su misántropa juventud, y otras muchas cosas relativas a sus padres, familia y hacienda.
cuyos ápices fulguran como chispas, en el rayo.
Además, el valor de aquello que se hace o se dice, como influencia que entra a desenvolverse en lo interior del alma de otro, ¿quién lo calculará con fijeza si no es conociendo hasta en sus ápices la situación peculiar de esta alma, dentro de la cual una moción levísima, y en un sentido indiferente para los demás, puede ser la causa que rompa el orden en que ella reposaba, o que, por el contrario, lo restablezca y confirme, por misteriosamente fatal o misteriosamente oportuna?.
Si hurgo en los ápices de la inteligencia.
Conociendo, como el lector conoce, el estado anormal y borrascoso de sus adentros, cualquiera pensaría que se entregaba el pobre hombre a aquellos ajetreos con el fin de emborracharse con ellos para matar sus pesadumbres, y acaso, acaso no anduvieran esas imaginaciones a dos ápices de la realidad.
Pronto me contó hasta los ápices y hasta los más escondidos lances de su vida.

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