¿Cómo se escribe detenedór?

En español diversas letras comparten el mismo sonido, esto da lugar a infinidad de dudas ortográficas, en muchos casos estas dudas se pueden resolver aplicando las reglas generales de ortografía. Por esa razón, si dudas de cómo se escribe una palabra, introdúcela en nuestro corrector y te la corregimos mostrándote la regla que deberás aplicar para poderla escribir correctamente.

    Los errores ortográficos más comunes son:

  • Errores de acentuación de las palabras, sobre todo en caso de que la sílaba tónica forme parte de un hiato o un diptongo.
  • Empleo de las letras j y g porque dependiendo de la palabra la letra g ha de pronunciarse con el fonema /j/.
  • Empleo de las letras c,z y el dígrafo "qu" para los fonemas /z/ /k/ y /s/, el fenómeno del seseo y del ceceo.
  • Empleo de la letra h que al ser muda, es decir, no tiene un sonido asociado, da lugar a errores.
  • Empleo de r o rr. Ya que en ocasiones la letra r se corresponde al fonema que el dígrafo rr.
  • Empleo de las letras y, ll para los fonemas /y/ y /ll/ y el fenómeno del yeísmo.
  • Empleo de las letras b,v dos letras distintas que comparten el mismo fonema /b/.
  • Empleo de la letra x para representar el fonema /s/ o /k+s/.

La palabra detenedór no debe llevar tilde

Solo se acentúan las palabras agudas terminadas en vocal, "n" o "s".

La palabra DETENEDOR se separa en sílabas: de-te-ne-dor, es aguda y termina en "r" por lo tanto no debe llevar tilde.

Puedes ver la definición de detenedor aquí

Las reglas generales de acentuación son:

  • Se acentúan las palabras agudas que terminan en vocal "n" o "s"
  • Se acentúan las palabras llanas que no terminan en vocal "n" o "s"
  • Se acentúan todas las palabras esdrújulas
  • Los monosílabos no se acentúan excepto aquellos que llevan tilde diacrítica

Ejemplos con la palabra Detenedor

Por Tarpeya, que allí quedó sepultada, el collado se llamó Tarpeyo hasta el tiempo del rey Tarquino, el cual, dedicando aquel lugar a Júpiter, mudó de allí los restos, y le quitó el nombre que tomó de Tarpeya, sólo ha quedado una roca, a la que aun ahora llaman Tarpeya, de la que son precipitados los malhechores. Ocupado por los Sabinos el alcázar, Rómulo, por su parte, ardiendo en ira, los provocaba a la pelea, y Tacio se mostraba confiado, en vista de que aun cuando se le estrechase tenía una retirada segura. Estaba el sitio intermedio, donde se había de combatir, cercado de alturas, lo que para unos y otros hacía la pelea cruda y difícil, pero pronta la fuga y la persecución por su misma estrechez. Hizo la casualidad que pocos días antes había hecho inundación el río, dejando un lodo copioso y ciego en los lugares más bajos, hacia donde está ahora el Foro, así, no se advertía ni era fácil evitarle, siendo además tenaz por encima y blando por abajo. Dirigiéndose hacia él incautamente los Sabinos, les favoreció un acaso, porque a Curcio, hombre muy principal y de ánimo altivo, que era de los de a caballo y se había adelantado mucho a todos los demás, se le atascó el caballo en el lodazal, y por más que por algún tiempo con golpes y voces procuró sacarle, viendo, por fin, que no había forma, le hubo de dejar, y él se salvó, y el sitio todavía retiene por él el nombre de lago Curcio. Precaviéndose, pues, ya de aquel peligro, sostuvieron los Sabinos un recio combate, que permanecía indeciso con ser muchos los que morían, y entre ellos Hostilio, que se dice haber sido marido de Hersilia y abuelo de Hostilio el que reinó después de Numa. Repetidos después, como era natural, diferentes combates en corto espacio, hacen memoria de uno, como el postrero de ellos, en el que, herido Rómulo con una piedra, en términos de haber estado en muy poco el que cayese, y no pudiendo resistir a los Sabinos, flaquearon los Romanos, y huyendo se retiraban hacia el Palatino, arrojados de lo entrellano. Entretanto, reparado ya Rómulo del golpe, poniéndose delante de los que huían, procuraba hacerles volver al combate, y a grandes voces los exhortaba a detenerse y pelear, pero creciendo, a pesar de eso, la fuga, y no habiendo ninguno que osase volver el rostro, levantando las manos al cielo, hizo plegaria a Júpiter para que contuviese su ejército, y no los abandonase, sino más bien volviera por el honor y gloria de Roma, que veía en tan mal estado. Concluida la plegaria, en muchos tuvo poder la vergüenza que el rey debía causarles, y sobrevino osadía a los que así huían. Detuviéronse primero donde ahora está edificado el templo de Júpiter Estátor, que no se interpretaría mal llamándole detenedor. Rehaciéndose, pues, de nuevo, hicieron retirar a los Sabinos hacia la que ahora se llama Regia y el templo de Vesta.
Ver ejemplos de oraciones con la palabra detenedor

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